Narcotráfico
Corrupción en la lucha contra el narco: un guardia civil, comprado por uno de los clanes que opera en Cádiz
Se comunicaba por una aplicación de mensajería con los narcotraficantes y utilizaba palabras clave para referirse a las patrulleras. Así actuaba el guardia civil corrupto que ha sido detenido por pasar información al clan de "El hijo del marqués", que opera en la costa gaditana.

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Bajo su uniforme de Guardia Civil se escondía un agente corrupto. Presuntamente, vendía información a los narcotraficantes que operan en la costa gaditana. Su nombre es José María, aunque su apodo para los delincuentes era "Kobe Bryant" (como el famosísimo jugador de la NBA fallecido en enero de 2020). Su destino era el Cuerpo de Mecánicos de Cádiz. Allí llevaba el mantenimiento de las barcazas del Servicio Marítimo de la Guardia Civil. Desde ahí, informaba a los narcos sobre el estado o movimientos de las lanchas de la Benemérita e, incluso, llegaba a sabotear estas embarcaciones para que no pudieran operar. Todo para que la cocaína de los alijos pudiera tener vía libre. El agente daba chivatazos al clan de "El hijo del marqués" de los movimientos de las patrulleras de la Benemérita.
Gracias a los datos del corrupto agent, los delincuentes podían saber si las barcazas de la Benemérita estaban activas y qué movimientos hacían por las costas de Cádiz. Llegó incluso a sabotear alguna de estas lanchas de vigilancia para dejar el camino libre a los narcos que llevan la cocaína desde el mar a tierra por el cauce del río Guadalquivir.
El periodista del diario El Mundo, Andros Lozano, ha tenido acceso a las conversaciones que tenía el guardia civil con los narcos. Se comunicaban a través de la aplicación de mensajería Signal. Para empezar, llegó a indicar a los narcos cómo se iba a referir a la patrullera Río Iro, la más rápida del Servicio Marítimo: “Cuando te hable de la Iro, te hablaré de la niña”, escribe. Además, comentó cómo iba a informar a los narcos sobre el estado de la embarcación: “Si está averiada, te diré que está mala la niña. Si te digo que está mala, que puede ir al cole, es que tiene avería pero anda”. La conversación continuaba así:
- "Buenas, ¿cómo va la niña? ¿Está mejor?"
- "En principio, en casa. Si mejora irá. Luego te digo. Se ha tomado el jarabe, a ver".
Con estos datos, los narcos sabían si la patrullera Río Iro estaba o no operativa, si tenían el camino libre para llevar a tierra la cocaína por la desembocadura del Guadalquivir. En otros casos, el Guardia Civil corrupto daba datos sobre la tripulación de las patrulleras e, incluso, sobre la destreza del agente que estuviera a los mandos, sobre si estaba capacitado para una persecución o no.
- "Los que están allí con la Iro, media tripulación es de Cádiz. Si le aprietas no te sigue. Entra despacio y a las cuatro. Después le zumbas", escribió en la aplicación.
El receptor del mensaje
El receptor de estos mensajes era David, el capo del clan de "El hijo del marqués". El pasado mes de febrero, se grabó mientras colaba en una lancha una tonelada de cocaína por el Guadalquivir. Su cauce es la vía de acceso a las guarderías, a los escondites en tierra, donde los delincuentes ocultan la droga hasta venderla. En sus entradas de alijos, los narcos suelen remontar sesenta kilómetros por el río hasta llegar a Isla Mayor, en Sevilla. Allí, los "peones" descargan la droga para ocultarla en alguna nave cercana.
El capo David proporcionaba a su guardia civil chivato móviles con GPS que permitían geolocalizar las lanchas de la Benemérita. El agente llegó a recomendarle que abortara alguna entrada de narcolanchas a tierra porque sus compañeros habían detectado los movimientos de su embarcación en alta mar. "Te ha visto mi primo y está pendiente. Vete. A ver cómo te lo digo, te ha visto y han llamado. Hoy no". Con este tono imperativo advirtió al cabecilla del clan que no intentara colar su cargamento de cocaína.
Detenido y en prisión
El Guardia Civil comprado ha sido detenido y se encuentra en prisión preventiva en la cárcel gaditana de Puerto III, en el Puerto de Santa María. Está en el módulo de funcionarios policiales. Tiene 52 años y es natural de Chiclana de la Frontera, en Cádiz. Según la investigación, el agente cobraba treinta mil euros por cada lancha de cocaína que entraba a Cádiz gracias a él. El Grupo de Respuesta Especial contra el Crimen Organizado de la Policía Nacional (Greco) encontró en su casa 214.432 euros en efectivo en un trastero. Los billetes estaban empaquetados en plásticos. Escondía el dinero en varias cajas de caudales y en mochilas. Entre los delitos que se le atribuyen, están los de pertenencia a organización criminal, contra la salud pública y cohecho. Ahora, se investiga cuánto tiempo ha ejercido de topo y si ha estado a sueldo de varios clanes. El detenido llevaba más de treinta años en la Guardia Civil.
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