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SE PARALIZARÍA EL PAÍS

Obama busca 'in extremis' un acuerdo sobre el presupuesto para evitar el cierre del Gobierno

El presidente estadounidense, Barack Obama, espera que los líderes del Congreso lleguen a un acuerdo sobre el presupuesto que consiga "evitar el cierre de la administración".

Obama se ha reunido por segunda vez con el presidente de la Cámara de representantes, el republicano John Boehner, y el líder de la mayoría demócrata en el Senado, el demócrata Harry Reid. Tras el encuentro ha afirmado ante la prensa: "Espero poder anunciar bastante temprano mañana que hemos evitado el cierre de la administración".

A escasas 26 horas para la medianoche del viernes, cuando se agotará el dinero asignado para el funcionamiento de muchas de las oficinas del Gobierno que se se verán obligadas a cerrar sus puertas, las negociaciones para aprobar un nuevo presupuesto siguen paralizadas. El encuentro de esta noche entre Obama y los líderes del Congreso, el cuarto de esta semana y el tercero en dos días, se cerró de nuevo sin acuerdo y aún con "asuntos difíciles de resolver" sobre la mesa, pero el presidente aseguró haber logrado "avances adicionales" para acercar las posturas de los partidos. "No estoy aquí para mostrar un optimismo salvaje, pero sí puedo decir que estamos más cerca de llegar a un acuerdo que ayer", dijo Obama.

Para llegar a un acuerdo, los demócratas han propuesto recortes de 33.000 millones dólares, pero los republicanos exigen más, para hacer frente al déficit presupuestario del país, que rondará este año fiscal los 1,5 billones de dólares.

El mandatario añadió que tanto el personal de la Casa Blanca como los equipos de Reid en el Senado y de Boehner en la Cámara Baja continuarán "trabajando contrarreloj". "Dado que la maquinaria del cierre del Gobierno ya está empezando a moverse, espero una respuesta mañana", reiteró.

Consecuencias del cierre de la administración
Por si acaso no se llega a un acuerdo, el Gobierno ha comenzado a preparar la posible paralización de la Administración, que afectaría a unos 800.000 funcionarios federales. Entre otras cosas, la Casa Blanca ha advertido que cerrarían los parques nacionales, el Servicio de Hacienda interrumpiría las devoluciones de impuestos por correo y los funcionarios federales se quedarían sin cobrar. Servicios como la expedición de pasaportes también se vería interrumpida, y sólo se emitirían aquellos de estricta urgencia. Los ciudadanos extranjeros también podrían sufrir los efectos, pues durante el periodo de paralización se dejarían de expedir visados para viajar a Estados Unidos. Sí están garantizados, por contra, los servicios considerados imprescindibles "para defender la vida y la propiedad". Las Fuerzas Armadas y los cuerpos de policía, por tanto, seguirían funcionando, aunque sus integrantes verían aplazado el cobro de sus salarios.

Obama ha recordado el perjuicio que esta situación puede provocar al país en un momento aún crítico para la economía, y citó la advertencia de un economista de que cuanto más tiempo permaneciera paralizada la Administración, "más posibilidades habrá de que se renueve la recesión". "Hemos trabajado muy duro estos dos años para que esta economía vuelva a ponerse en pie. Regresar a ese escenario porque Washington no pudo ponerse de acuerdo sería inaceptable", señaló el presidente.

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