Minutos después de que se anunciara el compromiso entre el Príncipe Guillermo y Kate Middleton se puso en marcha la maquinaria boda. La estética, con el reasfaltado de calles y ensayos para sincronizar la guardia real, y también la económica. Las tiendas de souvenirs no paran de recibir mercancía, se promocionan rutas por los lugares que marcaron el noviazgo de la pareja y los hoteles no paran de sacar promociones y campañas de publicidad para atraer a los clientes.
Prabhat Verma, director de un hotel londinense comenta "nosotors creamos sueños. Queremos que la gente realice sus sueños, la inolvidable experiencia de sentirse príncipes y princesas por un día".
Y proporcionar esa sensación es el reclamo que utiliza este hotel, situado a escasos metros del palacio de Buckingham y acostumbrado a alojar a ilustres visitantes. No desvela el precio de ese sueño, aunque dormir en Londres el 29 de abril, fecha del enlace, puede ser un 200 por ciento más caro que cualquier otro día del año. Es la ley de la oferta y la demanda y se espera que la ciudad doble el numero de visitas diarias.
Mark Di-Toro, agente turístico comenta que a cada día medio millón de personas visita Londres y el día de la boda "van a venir 600.000 mil personas más, va aser una locura, pero el ambiente de fiesta va a ser fantástico."
Se calcula que el enlace entre el primogénito del principe Carlos y Kate Middleton costará 30 millones de libras, pero los beneficios para la ciudad serán mucho mayores. Una Boda Real no es sólo una cuestión de amor, también es una cuestión de Estado y sobre todo económica.
