Testimonio
Una amiga de la familia de Bárbara Rey saca a la luz un violento episodio de Ángel Cristo Junior: "Nos decía: "Salid pu... que os voy a matar""
Espejo Público habla con Mónica, una amiga de la familia de Bárbara Rey que ha narrado uno de los episodios más violentos que recuerda en la casa protagonizado por Ángel Cristo Junior. Esta es su versión de los hechos.
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La familia de Bárbara Rey vive días convulsos. El hijo de la artista, Ángel Cristo Junior, ha concedido una entrevista en la que no ha dejado en muy buen lugar a su progenitora. Asegura que su madre le tenía como un esclavo y que le dio medicación desde niño. Sobre su hermana, mantiene que desde los 13 años se drogaba a diario.
Bárbara Rey intervenía en Espejo Público después de las declaraciones de su hijo. Aseguraba que tenía más miedo por lo que pudiera salir a al luz sobre este que por lo que pudiera contar sobre su persona. En la entrevista que ha concedido Ángel Cristo Junior ratifica los malos tratos que sufrió su madre pero da una versión muy distinta de su infancia a la que había mantenido hasta ahora como familia unida.
Señalaba la periodista Gema López que sobre Ángel pesa una denuncia por malos tratos por parte de la madre de su hija. "Hay un atestado que se archivó, se ha recurrido pero de momento no ha habido ninguna condena. Sería una presunta agresión verbal", añade Luis Pliego, director de la revista Lecturas.
"Bárbara estaba llorando en su habitación, nosotras entramos corriendo y cerramos la puerta"
Espejo Público se ha puesto en contacto con Mónica, amiga de la familia Cristo- Rey. Esta testigo ha sacado a la luz un violento episodio que, según su versión, habría protagonizado Ángel Cristo Junior. Cuenta que Sofía Cristo recibió una llamada de su madre y acudió a la vivienda familiar. Bárbara estaba encerrada en su dormitorio. Ellas entraron corriendo y cerraron la puerta. Al escucharles Ángel salió de su habitación y empezó a dar patadas a la puerta y a gritar: "Salid, putas que os voy a matar", decía.
Destaca que las puertas soportaron los golpes porque eran de roble "y no hay quien las tire". Estuvieron hasta las 4.00 horas intentando tranquilizar a Ángel, relata. "Sofía siempre se ha tenido que ir porque su madre la llamaba llorando. Discutían, él perdía la cabeza y Bárbara temía por su vida porque cualquier día le iba a dar un mal golpe", cuenta la testigo.
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Apunta Gema López que las maneras de relacionarse en esa casa siempre fueron problemáticas y que Ángel "era un niño acomplejado y celoso de la unión que tenía Bárbara con Sofía".
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