Una pandemia y una guerra

Vuelve la incertidumbre: Así vivimos una pandemia y una guerra en Ucrania en dos años

Las consecuencias psicológicas de vivir en dos años una pandemia, que todavía dura, y una guerra en Ucrania, que genera más incertidumbre por no saber qué va a ocurrir.

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"...Para decretar el estado de alarma en todo nuestro país…", anunciaba el presidente Pedro Sánchez un 13 de marzo de 2020 -el 14 de marzo entraba en vigor el confinamiento-. "He ordenado una operación militar especial", anunciaba Vladimir Putin el 24 de febrero de 2022 tras una escalada de tensión en la frontera entre Rusia y Ucrania.

Entre estas dos frases han pasado 713 días. Una pandemia y una guerra en la puerta este de Europa, dos hitos que pasarán a la historia y que han transcurrido en apenas dos años.

"La guerra ha sido como un jarro de agua fría para el ánimo de la gente", comenta Julio, quién asegura que la covid le afectó por los cambios que tuvo que realizar, "la incertidumbre y las restricciones en la vida diaria".

Durante este tiempo se ha producido un "estrés muy continuado", asegura el psicólogo clínico, Manuel Oliva, de Center Psicología Clínica. Pudiendo entrar en una "fase de agotamiento" si el estrés se prolonga mucho en el tiempo, "donde la energía y las fuerzas decaen y empezamos a pagar los efectos".

Tras varios meses de restricciones, datos de fallecidos por coronavirus y de incertidumbre por no saber qué ocurrirá. Después de una sexta ola que hizo tambalear las segundas Navidades, estalla una guerra en Europa. Semanas de una escalada de tensión en la frontera entre Rusia y Ucrania que finalmente desencadenaron con la invasión de Ucrania.

"Cuando estamos viendo el final de una situación dramática, nos encontramos con la guerra en Ucrania, que lo primero que produce es un estado de shock, de 'no me puedo creer que ahora vaya a pasar esto después de una pandemia con la que llevamos dos años'", comenta el psicólogo. Añade que la guerra en Ucrania vuelve a generar una "sensación de incertidumbre, donde estamos expectantes a lo que pueda ocurrir".

El estrés también afecta a los órganos

Ansiedad, insomnio, tristeza... el estrés se manifiesta en cada persona de una forma diferente. Tiene consecuencias psicológicas, pero también físicas. "Todos tenemos un órgano diana que es el que se ve afectado con más facilidad por el estrés", pudiendo ocasionar dolores de cabeza, estomacales...

¿La mente puede aguantar situaciones extremas? Sí, responde el psicólogo. La historia es una muestra de ello. "La resistencia del hombre para hacer frente a la adversidad está ahí". Podemos estar preparados, "pero el estrés no es gratis", sobre todo cuando se trata de un estrés muy prolongado.

"El estrés no es gratis, nos pasará factura"

Manuel Oliva

Hay quien piensa que el estrés no tendrá una repercusión en él, pero "el estrés pasará factura". Si se ha vivido con un nivel de activación fisiológico, cognitivo, muy elevado "ahora toca experimentar ansiedad, estrés, depresión, o lo pagas con los síntomas físicos", explica el psicólogo clínico.

¿Cómo ha vivido la sociedad estos dos años?

Manuel Oliva asegura que quien acude a consulta es sobre todo gente joven "por debajo de los 30 años". A quienes la pandemia les ha roto los esquemas: no poder salir, relacionarse, estudiar de forma presencial, por ejemplo. "Salía de clase, volvía a casa, estudiaba y cuando terminaba ya no se podía salir para nada, ni siquiera para dar un paseo. Fue como vivir otro confinamiento total. Esta situación me desgastó completamente, me era imposible concentrarme en nada", admite Judit Laguna, estudiante de Periodismo.

Julio, que estaba acabando la carrera cuando se produjo la pandemia, asegura que se encuentra "agotado", es como si viviera "el día de la marmota esperando a que la situación mejore, pero nunca le ves un final claro a todo esto. Intentas relativizar y seguir con tu vida".

Los jóvenes vieron como algunos de sus planes futuros se truncaron. Es el caso de este joven, que temía que con la situación se hiciera más difícil acceder al mercado laboral. "A mí me pilló terminando la carrera, si a la sensación de impotencia durante todo este tiempo, más lo difícil que está el mercado laboral, le unes la paralización de la economía y el trabajo, el cóctel de emociones es aún peor".

Judit ve con optimismo la propuesta de eliminar las mascarillas en interiores. "No puedo más con esta situación, necesito recuperar la vida que tenía antes de todo esto", confiesa.

¿Y ahora qué? La incertidumbre vuelve con la guerra en Ucrania

A una situación tan grave como es una guerra, se le añade también la incertidumbre de hasta dónde puede llegar... El horror de la guerra se está viviendo en Ucrania, ellos viven en primera persona las explosiones, los bombardeos.

Al resto de personas también le genera esa sensación de pérdida de control de la situación. A principios de 2020 se pensaba que el covid-19 era un virus que había surgido en China... El virus cruzó las fronteras. Se expandió por todo el mundo. Cuando comenzaron a salir los primeros casos en China nadie pensó que semanas después estaríamos confinados en casa.

Lo mismo ocurre ahora con la guerra en Ucrania. "Podríamos ver el conflicto como algo lejano, que no nos va a tocar, pero tras la experiencia del coronavirus, ya nada nos parece algo imposible ni improbable", dice la joven.

Se desconoce hasta dónde puede llegar, cuál será el impacto. Las consecuencias indirectas, las económicas, también afectarán a quienes no viven en Ucrania. Además de las psicológicas, porque estar en una sensación de incertidumbre constante supone un desgaste emocional. Todo ha transcurrido en un periodo de tiempo relativamente corto.

Dependiendo de las repercusiones políticas, económicas, sociales... de la guerra "pagaremos más o menos la factura del estrés", explica Oliva.

"La guerra de Ucrania es, al final, otra vez vuelta a empezar con un fenómeno que no sabemos cómo acabará, pero que seguramente nos empobrezca a todos", dice Julio. "La ansiedad por no llegar a final de mes o el pánico a otra crisis económica" con la subida de los precios, cuenta. El joven trata de seguir con su rutina, aunque le cuesta no pensar de vez en cuando en toda esta situación.

"La incertidumbre nos somete a un estado de cansancio, de enfado"

Manuel Oliva

"La incertidumbre de lo que puede llegar a ocurrir nos somete a un estado de cierto hastío vital, de cansancio, de enfado. Hay mucha ira, mucha rabia, rabia que se ha acumulado durante mucho tiempo con la pandemia y que cuando ya parecía que podíamos empezar a salir, aparece una circunstancia como esta que vuelve a meternos en la situación de incertidumbre, de miedo, de qué va a ocurrir. Y es como 'mira, ya no aguanto más'", comenta Oliva.

¿Estamos preparados para vivir otra pandemia dentro de 20 años?

El psicólogo explica que si en un futuro nos enfrentamos a una situación similar, quizá tengamos "recursos para hacer frente a la situación", por lo que el "nivel de estrés", podría disminuir, aunque las personas que no han vivido esta situación, "experimentarán lo que hemos experimentado en este momento".

¿Podremos controlar la situación? Posiblemente las personas que hayan vivido ya esta pandemia cuenten con recursos para afrontar la situación, pero en un futuro nadie se espera que vuelva a ocurrir, por lo que probablemente se volverá a generar una sensación de incertidumbre.

"Todos vivimos en una falsa sensación de control como si pudiéramos tener ese control de la vida, de lo que ocurre, de lo que nos pasa", pero cuando sucede algo inesperado y un "estresor vertical cae" lo primero que sucede es que se pierde "la sensación de control".

Claves para sobrellevar la situación

Estas son algunas recomendaciones y consejos del psicólogo, Manuel Oliva, para hacer frente a la situación:

  • "Infórmate, pero no te sobreinformes"

Es importante saber qué ocurre, pero también es recomendable saber desconectar.

  • Seguir una rutina

Mantener los hábitos lo más ordenados: "En la medida que tenemos ese orden en los hábitos, tenemos más capacidad para resistir ese estrés tan continuado".

  • Apoyo social

El apoyo social es importante, es necesario hablar con el entorno más cercano de lo que está ocurriendo "no desde un punto de vista dramático como si fuese una situación apocalíptica, pero sí como un intercambio de sensaciones, de emociones, porque eso supone un drenaje emocional".

"Hay como una especie de hastío vital, de hartazgo vital y eso necesitamos compartirlo. Necesitamos desahogarnos, expresar pues toda nuestra rabia con respecto a la situación y eso amortigua el estrés", asegura Manuel Oliva.

La guerra en Ucrania ha hecho saltar todas las alarmas de nuevo. Volvemos a la casilla de salida, a la incertidumbre, a no saber qué puede ocurrir, que se añade a un cansancio psicológico derivado de una pandemia que comenzó hace dos años y todavía no ha terminado.

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