Un ex-guardia civil, su mujer y el portero del club juzgados por explotar a prostitutas

Los tres acusados captaban a las chicas en su país de origen, ofreciéndoles, mediante engaño, trabajos inexistentes en España y prestándoles el dinero para hacer el viaje.

Una vez en Girona, aprovechándose de su situación de vulnerabilidad, las llevaban a hoteles y las obligaban, bajo la amenaza de hacerles daño a ellas o a sus familias, a trabajar como prostitutas y a entregarles el dinero que obtenían.

Además, según el fiscal, en alguna ocasión se llegó a agredir a alguna de las chicas por "trabajar mal" o por no ganar tanto dinero como tenían previsto.

Incluso el guardia civil, mostrándoles la placa, "las amenazó diciéndoles que ellas no podían huir, ya que como él trabajaba en la policía las encontraría en cualquier parte y por ello él nunca tendría problemas con la policía". Una de las víctimas recibió una llamada de su madre desde Ucrania en la que decía que se portara bien, ya que allí la estaban amenazando.

En contrapartida, la defensa de los acusados niega y rechaza los cargos. El abogado alega en su escrito que todas ellas ejercían la prostitución "de forma consciente y voluntaria teniendo en todo momento libertad deambulatoria", ya que nadie les retuvo los pasaportes, ni sufrieron coacción alguna. Por todo ello, pide la absolución. El fiscal y la acusación particular también piden multas a los acusados por valor de 22.050 euros por faltas de maltrato.