El miedo viaja más lejos que la fuga radiactiva

En Estados Unidos el temor a que la radiación alcance la costa oeste del país  ha disparado las ventas de pastillas de  yodo. Las existencias se están agotando. El centro de pedidos recibe tres cada minuto cuando lo habitual eran tres a la semana. Desde el departamento de salud de Dallas insisten en que no tiene ningún sentido hacer acopio de medicamentos. Pero el temor a lo invisible se extiende. Los residentes cercanos a esta playa californiana próxima a una central nuclear construída para soportuar un terremoto de 7 grados hablan de cómo lo de Japón también podría suceder aquí.

En Corea del Sur y en China -con niveles de radiación por ahora normales- se han instalado ya equipos de detección en los principales aeropuertos. Muchos extranjeros huyen ya de la amenaza nuclear. Entre los primeros los alemanes y los franceses a quienes sus gobiernos les urgen para que abandonen el país. Una operación que se complica, en las últimas horas, porque varias aerolíneas como Lufthansa o Air France  están desviando sus vuelos. evitan volar a Tokio por temor a la radiactividad.

El terremoto también agita algunas de las economías españolas más importantes. El grupo Inditex, Mango y Adolfo Domínguez se han visto obligados a cerrar varias de sus tiendas en el país nipón.