MUERE QUEMADO

Denuncian la muerte de un niño de 5 años quemado frente a su madre en una cámara hiperbárica durante un tratamiento para el TDAH

Los abogados han anunciado una demanda de 100 millones de dólares este lunes en nombre de los padres de la víctima.

Cámara hiperbárica

Cámara hiperbárica Wikipedia

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Un niño de 5 años murió quemado frente a su madre durante un tratamiento para el TDAH, atrapado en una cámara de oxígeno presurizado que se convirtió en un incinerador.

Los abogados han acusado al fabricante y a los operadores de la cámara de "codicia corporativa" tras la terrible muerte de Thomas Cooper, la víctima, y han anunciado una demanda de 100 millones de dólares este lunes, en nombre de los padres de Thomas, James y Juana Cooper, según informa el diario The Sun.

Thomas, originario de Royal Oak, en el estado de Michigan, fue declarado muerto el 31 de enero en el Centro Oxford, en un centro médico en Troy, a las afueras de Detroit.

El niño se encontraba atado a una cámara de oxígeno presurizado que explotó, provocando su muerte en segundos, e hiriendo a su madre, que hizo lo que pudo para intentar salvarlo.

En la documentación de Fieger, este acusa a los demandados de no hacer nada para mitigar el peligro mortal al que estuvo expuesto. Fieger afirma que "priorizaron las ganancias sobre las personas, sometiendo a los pacientes a ser atados a una cámara que se convertía en un incinerador humano cuando se encendía una chispa".

Además, aseguró que "su conducta no fue negligencia. Fue consciente, deliberada y depravada".

"Los acusados ​​sabían con absoluta certeza que si se incendiaba una de sus cámaras, el paciente que se encontraba dentro moriría quemado, sin ninguna posibilidad de supervivencia", añade Fieger.

Tambien ha afirmado que "la muerte de Thomas no fue un accidente trágico. Fue un resultado previsible, inevitable y prácticamente seguro de la cruel indiferencia de los acusados ​​hacia la vida humana. El joven Thomas Cooper pagó el precio máximo por la avaricia corporativa de los acusados."

En marzo, cuatro personas fueron acusadas en relación con su muerte, incluyendo al director del centro en el que sucedieron los hechos.

Dana Nessel, la Fiscal General, declaró entonces que "al parecer, una sola chispa desató un incendio total que cobró la vida de Thomas en cuestión de segundos".

La directora ejecutiva del centro, Tamela Peterson, de 58 años, fue acusada de asesinato en segundo grado.

El gerente del centro, Gary Marken, de 65 años, y el gerente de seguridad, Gary Mosteller, de 64, también fueron acusados ​​de asesinato en segundo grado y homicidio involuntario.

La operadora de la cámara, Aleta Moffitt, de 60 años, fue acusada de homicidio involuntario y de colocar a propósito información médica falsa en el historial médico.

Todos se declararon inocentes el 10 de marzo ante la magistrada del Tribunal de Distrito de Troy, Elizabeth Chiappelli.

Los abogados defensores de los acusados ​​aseguraron que la tragedia fue un accidente.

"Este fue un accidente trágico y nuestros pensamientos y oraciones están con la familia de este pequeño. Quiero recordarles a todos que fue un accidente, no un acto intencional", expresó el abogado de Marken, Raymond Cassar.

Presentación de la demanda

La demanda se ha presentado en el Tribunal del Condado de Oakland, Michigan. Durante la conferencia de prensa del lunes , el socio de Fieger Law, James Harrington, ha declarado que "estas máquinas son un problema". Añade que tras la muerte de Thomas, "esto volvió a ocurrir en Estados Unidos, en el suroeste, donde alguien también murió a causa de una de estas máquinas".

Harrington afirma que Fieger "ha contratado a varios expertos, y que han logrado que se cerrara el acceso a las instalaciones mediante una orden judicial para que nadie pudiera entrar y manipular las pruebas".

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