El simple hecho de coger un autobús se ha convertido en un riesgo para la seguridad de las mujeres indias. Las calles y el transporte público pertenecen a los hombres.
En el metro de la capital hay vagones exclusivos para ellas, que cuando cae la noche quedan vacíos. Muchas ya han decidido tomar medidas preventivas. Habitualmente salen antes del trabajao y las que han de desplazarse recurren a taxistas femeninas.
Una joven explica que tiene muy en cuenta los consejos de la policía para evitar una posible agresión, y que en algunos casos acaban convirtiéndose en brutales violaciones. Como la que sufrió una estudiante de 23 años hace algunas semanas a manos de seis hombres cuando viajaba en autobús. Abandonada y desangrada en plena calle, la chica acabó muriendo y destapando la realidad de un país tan sumamanete machista como es India.
Dilip Kumar, es un químico indio. "Después del incidente en el autobús, la venta de gas pimienta se ha incrementado", anunciaba.
Una estudiante del país, Susanada Jalote, declaraba que "no es ningún secreto que Delhi es inseguro para las mujeres. Muchas de nosotras lo sabemos desde hace tiempo, pero este caso ha sacado a la luz la realidad. Nos ha afectado muchísimo".
Al igual que esta estudiante, miles de mujeres están asistiendo a clases de defensa personal. Un entrenador personal decía que "la situación ha cambiado, las agresiones han cambiado y la calle está llena de sorpresas al final del día. Tenemos que entrenar para evitar esas sorpresas".
A pesar de las protestas y la indignación, los casos se repiten cada vez con más frecuencia y mayor brutalidad. Es evidente que las autoridades no actúan como debieran.
Desde el propio gobierno reconocen que una mujer es violada cada 20 minutos. Si se tiene en cuenta que solo se denuncian el 10% de las agresiones sexuales, las cifras esconden un infierno mucho peor del que se muestra.
