El vicepresidente, Joe Biden ha sido el encargado de escenificar en Irak el trapaso de la seguridad a las autoridades iraquíes. El presidente Obama hará esta noche un discurso en el que dará oficialmente por terminada la guerra y evitará pronunciar la famosa frase "misión cumplida" que acuñó su predecesor George Bush sobre todo porque Irak sigue sumido en el caos y sin gobierno, seis meses despúes de las últimas elecciones.
De hecho, el presidente ha asegurado que el discurso no va a ser para cantar victoria, no va a ser de autocomplacencia. Aun queda mucho trabajo por hacer para asegurarnos de que Irak se convierte en un aliado efectivo". "Aunque la verdad es que gracias al extraordinario servicio que todos vosotros habéis prestado -prosiguió- Irak tiene ahora la oportunidad de crearse un futuro mejor y Estados Unidos es ahora más seguro que antes", dijo el presidente.
El presidente viajó hoy a Fort Bliss, en Texas, para reunirse con los soldados que han regresado de Irak y felicitarles por su labor en el frente, aunque les recordó que la lucha sigue en otro punto, en Afganistán, lo que requerirá de nuevos "sacrificios" a los militares y a sus familias.
El vicepresidente Joe Biden ha llegado a Bagdad para otorgar confianza tras la retirada de las tropas de combate. Cruzaron la frontera con Kuwait el 19 de agosto y con ellos terminaron las operaciones militares. A partir de ahora comienza una nueva misión, se llama "Nuevo Amanecer" y es la que cumplirán los 50.000 soldados norteamericanos que entrenarán al nuevo ejército iraquí.
"Irak es hoy un país soberano e independiente", afirma su primer ministro, Nuri Al Maliki pero Irak sigue sin gobierno, seis meses después de haber celebrado elecciones y los iraquíes temen que los enfrentamientos sectarios traigan de nuevo la guerra civil. De hecho de los más de 106.000 civiles muertos en estos siete años, la mayor parte corresponden a los atentados sectarios.
Por Irak han pasado más de un millón de soldados norteamericanos con un balance de 4.200 muertos y decenas de miles de heridos. A ellos les agradecía Obama su sacrificio en Fort Blix, Texas. Atrás dejan un estado a medio construir, con graves carencias en infraestructuras, donde sólo uno de cada cuatro personas tiene acceso al agua potable y la electricidad es un lujo en amplias zonas del país. Un país que observa este momento histórico con el dedo en el gatillo.