El ataque ocurrió en un día especial en el calendario sufí en el que varios cientos de fieles de esta corriente mística del Islam se suelen congregar en la mezquita de Data Darbar.
Según la versión oficial, uno de los suicidas hizo estallar la carga explosiva que portaba en la entrada, mientras que los otros dos hicieron lo propio en el interior de este complejo situado cerca del centro histórico de la capital de la provincia del Punjab.
La Policía acordonó la zona tras los hechos, y los heridos, muchos de ellos en estado crítico, fueron trasladados a hospitales cercanos. El complejo religioso tiene cinco entradas, todas ellas dotadas de complejos dispositivos de seguridad y escáneres de explosivos, aunque en el momento del ataque sólo una de ellas estaba abierta.
Los jueves por la tarde, los feligreses asisten en Data Darbar a sesiones de "qauuali", unos cantos devocionales de grupos de música tradicional que se prolongan durante horas, mientras que al llegar la noche tienen lugar rezos.
Según el etnógrafo alemán Linus Strothmann, quien está realizando un estudio sobre este santuario, entre el jueves y el viernes pueden llegar a visitar el templo hasta 100.000 personas.
Este ataque ocurre tras un periodo de relativa calma en Pakistán, donde el último gran atentado sucedió a finales de mayo precisamente en Lahore y también contra templos de una corriente islámica minoritaria.
En aquella ocasión, al menos 93 fieles de la corriente ahmedi, una secta considerada ajena al Islam por el estado paquistaní, fallecieron en dos ataques casi simultáneos y de varias horas perpetrados por sendos comandos talibanes.