El presidente estadounidense, Barack Obama, firmó este miércoles un total de 23 medidas para lograr un control mayor de las armas de fuego. En general, pretende revisar el acceso a armamento de personas condenadas, mejorar el control de armas que han estado implicadas en un acto delictivo y obligar a que todos los centros educativos tengan un plan de emergencias para asaltos armados. El objetivo es que este plan se complemente con otras iniciativas, aunque es en este punto en el que Obama se encontrará con poderosas reticencias.
Para seguir adelante, el presidente de EEUU necesitará el respaldo inevitable de ambas Cámaras. Uno de los principales caballos de batalla será la obligación de que todos los vendedores de armas comprueben si sus clientes tienen condenas en firme. Actualmente, las tiendas con licencia federal están obligadas a cumplirlo, pero no así el intercambio entre individuos privados, lo que representa el 40 por ciento de la compraventa de armas.
El Senado y la Cámara de Representantes deberán votar si prohíben la venta de armamento de asalto, que estuvo ilegalizada entre 1994 y 2004; si limitan el número de balas en los cargadores y si aumentan la penas para los traficantes de armas. La tarea no será nada fácil pues Obama tendrá que convencer a los escépticos republicanos, que tienen la mayoría en el Congreso.
En la calle, muchos ciudadanos tampoco están del todo convencidos de las bodades de restringir las armas. De hecho, en las últimas semana, tanto las ventas en este sector como los precios se han duplicado, por el temor a no poder acceder a una pistola con las nuevas normas.
No obstante, el mayor rival en este tema será la Asociación Nacional del Rifle. En cada cita electoral hace campaña contra cualquier candidato que propongoma medidas encaminadas a limitar el uso de las armas.
Otra medida a negociar será permitir que los médicos pregunten a pacientes y heridos por armas sobre la existencia de armamento en sus domicilios y que el personal sanitario pueda denunciarlo ante las autoridades aunque la víctima no esté de acuerdo. Obama ha destacado la necesidad de garantizar que los servicios sanitarios cubren los medicamentos para las personas que tienen problemas mentales y un plan para profesores y padres para que no tengan miedo a la hora de llevar a los menores a programas de atención psicológica.
Además, la Casa Blanca busca el apoyo del Congreso para que aprueben el desembolso de 4.000 millones de dólares (3.000 millones de euros) para no despedir a 15.000 agentes de Policía por los recortes.