Unos 50 turistas han salido ilesos de un autobús que ha explotado en Australia. El conductor vio que salían llamas del motor y obligó a los pasajeros a bajarse.
Apenas veinte minutos después, el vehículo quedó consumido por las llamas a la vista de todos. Otro autocar recogió a los turistas, que pudieron seguir el viaje, pese al susto.