El 'horror' de las residencias de mayores contado por empleados y excocineras que han trabajado en ellas

Después de la denuncia de Tomás, que vivió en una residencia de los horrores y nos contó de primera mano cómo había sido la experiencia, muchos han sido quienes han querido contarnos cuál es su situación, entre ellos los propios trabajadores.

Y es que no solo la comida es mala calidad y, además, escasa, sino que muchas de las personas mayores que residen en estos centros han sufrido maltrato por parte de los propios empleados.

Ancianos atados y extra medicados en residencias

En 'Y ahora Sonsoles' hemos hablado con unos trabajadores de la residencia que han confesado las condiciones que hay dentro de ellas.

En primer lugar, aseguraron que hay poco personal y que, el que hay, en ocasiones, no está cualificado para trabajar. Una de ellas, de hecho, entró como limpiadora pero hacía de todo.

En el día a día, han dicho, lo que se vive es un horror. Las personas mayores viven en una situación de insalubridad y, además, están extra medicados, han confesado.

Los empleados que han intentado además denunciar la situación o negarse a atarlos, por ejemplo, han acabado siendo despedidos de la residencia.

Ana, trabajadora de una residencia, da su testimonio

Ana lleva tres años trabajando en una residencia de mayores, y ella se ha atrevido a denunciar los hechos ante la policía, que lejos de visitar el centro, ha pasado la denuncia a la comisaría correspondiente.

Esta trabajadora ha explicado que cada día llega con miedo a la residencia, pues no sabe lo que se va a encontrar. Los ancianos quedan olvidados en sus habitaciones hasta tarde por la mañana, por ejemplo.

Además, muchas compañeras no superan ni siquiera su primer día de trabajo debido a las situaciones que llegan a ver en el centro.

La calidad de la comida en las residencias de mayores

Otra de las quejas de los familiares y residentes en estos centros es, precisamente, la calidad de la comida que se consume en ellos.

En 'Y ahora Sonsoles' hemos hablado con una de las excocineras de una residencia, que ha contado, por una parte, que no se respeta la temperatura de conservación de los alimentos y que, por tanto, en ocasiones llegan en mal estado.

Ella incluso se ha negado en algún momento a cocinar esta comida y la ha tirado a la basura. "Yo no la comería", ha dejado claro.

Por otra parte, ha pedido que haya más control con la comida que llega a las residencias, porque se le está dando a personas que son población de riesgo.

La indignación de los trabajadores

Marta, otra de las excocineras de una de estas residencias, solo duró un mes en el puesto debido a que le "horrorizó" lo que vio allí.

Ha dejado claro que la comida, además de escasa, ya que, por ejemplo, la carne no llega a los 60 gramos por ración, es "deplorable".

Para disimular la poca cantidad de comida, les daban trucos para que pareciese que es más y, además, engordaban los desayunos y meriendas con pan duro del día anterior.