Alrededor de 11.000 personas han secundado este viernes el llamamiento del principal partido opositor bahreiní, Wefaq, y han salido a las calles de Manama para reclamar reformas democráticas y un diálogo nacional. La manifestación es la segunda que se celebra en menos de una semana, y la oposición ha adelantado que seguirá convocando este tipo de concentraciones hasta que el régimen que lidera el rey, Isa bin Hamad al Jalifa, cumpla las demandas.
Estas marchas son las primeras que se convocan de forma masiva desde que las fuerzas de seguridad dispersasen en febrero a la multitud concentrada en la plaza de La Perla de la capital, Manama, y sofocasen en marzo las protestas. Según el líder de Wefaq, Ali Salman, ha advertido ante la multitud de que "no hay marcha atrás" y ha subrayado que "la raíz del problema antes del 14 de febrero era la marginación del pueblo en la toma de decisiones".
Los chiíes, mayoría en Bahreín y protagonistas de las revueltas, denuncian que el régimen, copado por suníes, les margina. El líder de Wefaq ha asegurado que los ciudadanos "deben tener derecho a elegir su Gobierno y a ser la fuente de poder". La administración está dominada por la familia gobernante, los Al Jalifa, que también designan a los miembros de la principal cámara del Parlamento y mantienen sin apenas competencias a la cámara nombrada mediante el voto ciudadano.
Por su parte, los dirigentes del país --sede de la Quinta Flota de Estados Unidos- acusan a los manifestantes de seguir una agenda sectaria con el respaldo de Irán. La oposición ha señalado que estas incriminaciones pretendes distraer a los Estados árabes y a Estados Unidos de los verdaderos motivos de las protestas: unas elecciones representativas, mayor apertura democrática y concesión plena de los derechos individuales. Las manifestaciones del viernes han tenido lugar en la isla de Sitra, justo a las afueras de Manama, y han provocado atascos de hasta cinco kilómetros en la zona.
Los organizadores han señalado que la siguiente parada será Muharraq -ciudad en la que hay aproximadamente el mismo número de suníes que de chiíes-- o la misma capital. En ambos casos se espera que haya más problemas con las autoridades que en las anteriores, ya que el Gobierno no es tan permisivo con las manifestaciones en estos lugares.
Estas protestas no han pasado desapercibidas para los que respaldan al régimen, que planean hacer una contramanifestación a las afueras del palacio del primer ministro. "Lo haremos en rechazo a los comunicados de Salman, del Wefaq, que se considera a sí mismo representante de los chiíes y los suníes del país, y en contra de sus condiciones (para el diálogo), que la gente honorable de esta nación rechaza", señala el comunicado hecho público por los convocantes.