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Acumuladas durante 30 años

Cruce de acusaciones entre Estados Unidos y Siria por el uso de armas químicas

Rusia, que es el principal aliado de Al Assad, ha expresado su preocupación ante el cambio de portura de Estados Unidos. El régimen sirio, por su parte, acusa a Washington de haber fabricado las pruebas que demostrarían que Damasco ha utilizado gas sarín para atacar a sus enemigos.

En los últimos treinta años, el régimen sirio ha acumulado uno de los arsenales más mortíferos del planeta a causa del conflicto que le ha enfrentado hasta en tres ocasiones con Israel. Nadie sabe ni su cantidad ni su ubicación exacta. También se desconoce si alguna de estas partidas ha llegado a manos de los rebeldes. El caso es que, según varios testimonios, estas armas químicas, entre ellas, el gas sarín, empiezan a ser utilizadas contra los propios sirios.

Unos reporteros franceses aseguran que estas personas han sido atacadas con sustancias neurotóxicas por el régimen. Secuencias como esta han sido decisivas para que un Barack Obama, escarmentado por las experiencias en Irak y Afganistán, dé un giro en su actitud. También han influido las recientes derrotas sufridas por los rebeldes.

Los rebeldes no quieren participar en unas negociaciones que se están trabajando desde una "posición de debilidad". Y lógicamente, es el momento de ayudar a las fuerzas rebeldes, por un lado, para evitar que Assad las desborde y por otro, ir a esas negociaciones en una posición de fuerza.

La asistencia directa a los rebeldes ha despertado los recelos de Irán y Rusia, que como aliados de Al Assad podrían responder vendiendo aún más armas al dictador. Una escalada armamentística en la región de consecuencias imprevisibles.

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