Grecia se enfrenta a una nueva huelga general de 24 horas que afecta al transporte urbano, a las conexiones marítimas y ferroviarias, a los vuelos y a los servicios sanitarios y educativos, en protesta contra las políticas de austeridad y los planes de privatización del Gobierno.
Desde la madrugada han empezado a dejar de funcionar varías líneas de transporte público en Atenas, aunque el servicio se ha reactivado para facilitar la asistencia a las manifestaciones convocadas por los sindicatos en el centro de la capital.
La huelga afecta en general a las empresas estatales que el Gobierno quiere privatizar dentro de la estrategia para reducir la enorme deuda del país mediterráneo. Además, los Ayuntamientos, las guarderías, los colegios públicos y los bancos permanecerán cerrados.
El tráfico aéreo se interrumpirán entre las 09.00 y las 13.00 GMT por la participación en la huelga de los controladores aéreos, lo que ha llevado a cancelar o modificar cientos de vuelos. Los barcos y los trenes no se moverán, lo que afectará a las conexiones con las islas y los itinerarios internacionales.
Los hospitales públicos atenderán sólo casos de emergencia y las operaciones y consultas programados han sido pospuestas. También el servicio de ambulancias funcionará con servicios mínimos.
Además Grecia vive un apagón informativo por la participación en el paro de los periodistas de todos los medios, que protestan contra la ola de despidos y las malas condiciones de trabajo.
Respuesta sindical
La huelga es la respuesta de los sindicatos a las intenciones del Gobierno de aplicar un nuevo plan de austeridad con el fin de recaudar hasta 2015 unos 76.000 millones de euros mediante la privatización de empresas estatales y la venta de bienes públicos, para reducir el déficit público.
El paro general es el segundo convocado este año por la Confederación de Trabajadores de Grecia (GSEE), que representa a un millón y medio de personas, y el Sindicato de Funcionarios Civiles (ADEDY) que representa a otros 700.000.
Ambas organizaciones exigen al Gobierno socialista que "frene las políticas antisociales, que han suprimido todos los logros de la clase trabajadora".
La huelga tiene lugar en un ambiente de extrema tensión por los crecientes comentarios de que Grecia tendrá que recurrir a un nuevo paquete de ayuda externa o incluso reestructurar su deuda ante la imposibilidad de asumir el pago de sus obligaciones.