Rubén Amón pide la dimisión de Álvaro García Ortiz tras su procesamiento: "Es terrible el mensaje, un fiscal general no puede estar en el banquillo"

El juez del Tribunal Supremo Ángel Hurtado envía al banquillo al Fiscal General del Estado, Álvaro García Ortiz, por la filtración de datos fiscales del novio de Isabel Díaz Ayuso. Hurtado ha concluido la investigación con la certeza de que existen indicios suficientes de la comisión un delito de revelación de secretos por parte de García Ortiz.

"A un paso del procesamiento"

La abogada Montse Rodríguez explicaba que ahora la defensa del todavía Fiscal General puede presentar recurso al auto elaborado por el juez y solicitar diligencias complementarias que considere de importancia y no haya sido practicada. Definía la situación de García Ortiz de estar "a un paso del procesamiento". También aclaraba que en un plazo máximo de diez días se presentarán las conclusiones provisionales en las que se desvelaránlas acusaciones a las que se enfrenta el fiscal general, y la pena que podría serle impuesta.

La periodista y presentadora de Espejo Público, Susanna Griso desglosaba los indicios en los que se sustenta este auto contra el fiscal general del Estado: "El borrado de sus mensajes del teléfono móvil, el cambio de terminal y también el borrado de su cuenta de correo cuando la investigación estaba ya en marcha".

Un mensaje terrible: semejante cargo en el banquillo de los acusados

El también periodista Rubén Amón defendía que el puesto de fiscal general del Estado debe estar ocupado, "por la dignidad de la institución", por una persona de exquisita pulcritud y de cuya reputación no existan dudas razonables de ningún delito: "Es terrible el mensaje porque un fiscal general no puede estar en el banquillo. Independientemente de su condición de inocente o culpable, por la dignidad de la institución, tiene que dimitir".

¿Movían los hilos terceras personas?

Juan Soto Ivars por su parte ponía de manifiesto varias incógnitas que envuelven la actuación de García Ortiz en este asunto: "¿Actuaba de motu proprio, o actuaba como miembro de un partido político?".

Ponía en duda Soto Ivars que el fiscal general procediera, presuntamente, de la manera que se investiga, por iniciativa personal, debido a las repercusiones que podría tener, que sugería podrían poner fin a su trayectoria en la Fiscalía y dañar considerablemente su reptación: "¿Quién empujó al fiscal, si es que alguien lo empujó, a tomar estas decisiones catastróficas para su carrera, para él y para su prestigio?".

"¿Cómo se comporta la Fiscalía en el juicio?"

Rubén Amón pedía que se hiciera el ejercicio de imaginar la situación de un fiscal que tiene delante, sentado en el banquillo de los acusados, a quien es su máximo responsable - su jefe -, como podría ocurrir a la luz de los últimos acontecimientos. Lanzaba al aire la pregunta que invitaba a la reflexión, de cómo actuaría el Ministerio Fiscal, y concluía que "esa anomalía no se la puede permitir una democracia".

"La radiografía que estamos haciendo de nuestro país es catastrófica", concluía Soto Ivars.

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