Crisis del pequeño comercio
Liquidación por cierre: en 2022 han echado el cierre 14 pequeños comercios cada día
La inflación, el descenso del consumo, el precio de los alquileres y el coste de la energía abocaron al cierre a más de 400 tiendas al mes. Muchos comerciantes se trasladan a locales más pequeños para sobrevivir.
“Liquidación por cese de negocio”. Para el cliente es una oportunidad de hacerse con esa chaqueta a un precio insuperable. Para el dueño del comercio, el último cartucho para conseguir algo de liquidez antes de bajar la persiana. Recorremos la calle de Alcalá en su tramo más bullicioso y saturado de pequeñas tiendas, desde la plaza de toros de las Ventas hasta un par de kilómetros más arriba. Basta echar un vistazo a cualquier lado de la calle para encontrar comercios cerrados. En ocasiones 3 ó 4 en un mismo tramo. Hay comerciantes que nos dicen que siempre ha habido mucha rotación de negocios, pero otros reconocen que esto lleva pasando de forma evidente desde hace unos meses: menos ventas, precio de los alquileres por las nubes… y recibos de la luz insoportables.
Un fenómeno nos llama la atención: los negocios que han sobrevivido gracias a una mudanza. Cambian de locales de 600 ó 700 metros cuadrados a otros mucho más pequeños
Raúl trabaja en un local de componentes electrónicos. “Hasta hace bien poco abundaban tiendas como ésta por la zona, pero han ido cerrando porque el negocio ha bajado y muchos no pueden mantenerse”. Especialmente duro fue el momento en que la electricidad comenzó a subir hasta el infinito. “Fue entonces cuando tuvimos que mudarnos a esta tienda mucho más pequeña para poder mantener el negocio”. Hace 9 meses que se trasladaron.
“Desde el fin de la pandemia los costes no han dejado de subir, y subir, y subir”
Algo similar les ocurre a los hermanos Tornal, una institución de las tiendas de deportes en Madrid. Llegaron a tener más de 40 empleados en un local de 700 metros cuadrados. Por suerte para ellos era en propiedad, así que lo alquilaron y se mudaron a otro de 60 para poder cubrir gastos. La plantilla ha quedado reducida a tres: los hermanos. Su nivel de ingresos ha caído drásticamente y todo su producto está rebajado al 50%. David nos asegura que sus colegas de otras tiendas han tenido que cerrar o reestructurar a la baja el negocio. “Tras la pandemia los costes no han dejado de subir y subir y subir. El negocio de barrio está muerto. Esto es un desierto, como las películas del oeste. Sólo faltan los remolinos que se lleva el viento”.