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LE ROMPIÓ EL CÚBITO Y EL RADIO

Un niño valenciano de 9 años, atacado en un brazo por un perro que sigue suelto

Un niño de 9 años ha sido atacado por un cruce de mastín abandonado en Albal, Valencia. El pequeño iba en bici con su primo y su padre cuando el perro se abalanzó sobre él y le desgarró el brazo. Sus padres fueron al Seprona a denunciar y les dijeron que sólo se hacían cargo de animales exóticos.

Luis Miguel, de 9 años, paseaba con su bicicleta como cualquier sábado por la finca Miralles, una propiedad de sus abuelos en Albal. De repente, un perro cruce de mastín que merodeaba por los campos llamó su atención y se acercó para acariciarlo. 
El animal se abalanzó sobre él menor y el niño se defendió con el brazo. "Los colmillos le desgarraron la carne en varias sacudidas, rompiéndole el cúbito y el radio", describió su madre, Beatriz Rodrigo.

Tras el ataque, su padre, que vigilaba al pequeño desde lejos, corrió gritando hacia el animal que soltó al menor y acabó huyendo. El niño fue trasladado al Hospital Doctor Peset de Valencia, donde estuvo ingresado hasta el viernes. Ese día fue dado de alta tras una operación en la que le han insertado un hierro y varios tornillos para unirle ambos huesos del brazo. La familia de Luis Miguel está consternada por lo ocurrido.

"A día de hoy nadie ha hecho nada para coger al perro", denuncia Beatriz, "y eso que los médicos me dijeron que el animal debía pasar la cuarentena para saber si padecía alguna enfermedad que pudiera haber contagiado al niño". Han recurrido a todas las instancias para evitar que el animal y otros tres de gran tamaño que merodean por la zona anden sueltos. Nada más producirse el ataque Beatriz se dirigió a la Policía Local para interponer una denuncia. "Me dijeron que este tema no era de su competencia. Fueron a buscar al can pero no lo cogieron", explica la mujer.

Tras ello se dirigió al Seprona, unidad de la Guardia Civil. "Me contestaron que sólo se ocupaban de animales exóticos". El último recurso fue dar parte al Ayuntamiento. "Me enviaron a la perrera y su respuesta fue que pusiéramos comida y lo encerráramos nosotros en un recinto vallado de la finca", explica indignada. "Creo que esa no es nuestra obligación. Los perros siguen sueltos y no sabemos si tienen propietario".

Según la vecina de Albal, "el perro le mordió en el brazo, pero podía haberle cogido del cuello a mi hijo". Al pequeño le han quedado secuelas psicológicas. "Ahora, cuando ve a un perro, por pequeño que sea, se asusta mucho y no quiere ni pasar a su lado", describe su madre.

"Antes le gustaban mucho". Esos animales "son peligrosos, se tiran a los coches y en una ocasión se lanzaron a un hombre que iba con tractor", relata. El Ayuntamiento, en una carta enviada a la familia, aseguró que están buscando al animal y haciendo despliegues, "pero a los tres días del ataque a mi hijo, los perros seguían en la finca", asegura.

 

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