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EL DUEÑO PODRÍA SER CONDENADO CON DOS AÑOS
Encuentran a una perra enterrada viva en Francia
El caso de una dogo Burdeos en Carrières-sur-Seine, cerca de París, y que fue salvada por un vecino que paseaba con su perro, levantó una polémica en Francia y a través de las redes sociales, donde miles de personas vieron en fotografías el calvario que pasó el animal .
Según Mirror, un joven propietario de un dogo de Burdeos podría ser condenado con dos años de prisión, si se llega a demostrar que fue él mismo quién enterró a su perro vivo a las afueras de París. El animal fue abandonado a una muerte segura, pero gracias a un vecino que paseaba con su perro cerca de donde estaba enterrado, logró ser rescatado con vida.
Pedro Denis fue el vecino que se encontró con el animal malherido y al borde de la deshidratación. "Solo la cabeza era visible y costaba verla dada la cantidad de tierra que la cubría", indicó el vecino en un mensaje con fotos publicado en Facebook y compartido por más de 150.000 personas.
El vecino llamó a los servicios de emergencia y liberó al animal. Tras ser rescatado por los servicios de emergencia, el animal fue trasladado a una clínica veterinaria dónde se recupera de la grave deshidratación sufrida así como de las múltiples heridas en la piel que presentaba. Los veterinarios han tenido que suministrarle varias dosis de antibióticos.
"Su cuerpo estaba rodeado de piedras y habían atado su correa a una bolsa con escombros para evitar que se escapara", explicó una fuente policial.
Según cuenta Mirror, el responsable de este maltrato animal llegó a sujetar la cabeza del perro con una bolsa de piedras atada a una cuerda al cuello del animal para evitar que la mascota excavase y pudiera sobrevivir.
El joven propietario del dogo fue localizado y en comisaría negó los hechos ocurridos y aseguró que el perro se había escapado hace días. "La perra tiene más de diez años y sufre artrosis, es difícil imaginar que pueda haberse escapado así", dijo el acusado.
El propietario será juzgado por actos de crueldad contra un animal y desacato, un delito pasible de dos años de cárcel y una multa de 30.000 euros. Desde el miércoles circula en internet una petición para reclamar que se aplique "la pena máxima".
En cualquier caso, el dueño del dogo no se sentará ante un juez hasta marzo de 2016 y no será hasta entonces cuando se vea si es culpable o no de un acto de crueldad contra los animales.
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