Hong Kong exige explicaciones a Filipinas, por la muerte de 8 de sus ciudadanos durante la polémica operación de asalto a un autobús secuestrado por un ex-policía. El gobierno de Manila reconoce que se cometieron errores, pero defiende la actuación de las fuerzas especiales.
A tiros, así ha terminado el secuestro de un autobús de turistas en el corazón de Manila. Durante 12 horas un ex policía, acusado de corrupción, mantuvo como rehenes a 25 personas. Armado con un fusil de asalto y una pistola, Rolando Mendoza exigía ser readmitido en el cuerpo, sino, provocaría una matanza.
Lo hizo, pero antes dejó salir a 9 personas. El conductor escapó. Cuando los agentes rodearon el vehículo, el secuestrador disparó. 8 turistas perdían la vida, otros 6 resultaban heridos, después un disparo en la cabeza terminó con la vida del agresor.
Para la mayoría de las víctimas, el rescate fue prematuro. También lo piensa la familia del secuestrador. Dice que su hijo era inocente, poco después de ver en directo su cuerpo, colgando del autobús.
China y Hong Kong han criticado el rescate. La autonomía ha emitido una advertencia a sus ciudadanos para que no viajen a Filipinas.
