El nadador Abbas Karimi, la esperanza afgana en los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020

La llegada de los talibanes a Afganistán ha afectado también al deporte a pocos días del comienzo de los Juegos Paralímpicos de Tokio 2020. Varios deportistas afganos, que contaban con estar en la importante cita, finalmente no podrán ir por la difícil situación de su país.

Es el caso de la taekwondista Zakia Khudadadi o el atleta Hossain Rasouli, que no podrán participar en los Juegos Paralímpicos al no encontrar la forma de desplazarse a Tokio. La difícil situación vivida en el aeropuerto de Kabul durante los últimos días ha impedido su viaje.

"Por ahora es realmente difícil traerlos aquí sin ponerlos en riesgo. Hemos estado hablando con organizaciones internacionales y gobiernos para ver qué posibilidades hay. Primero son personas y necesitamos garantizar que estén a salvo. Después, pensar en ellos como atletas. Son jóvenes y podremos ayudarlos en su preparación para París 2024, pero ahora necesitamos que estén seguros", ha reconocido el presidente del Comité Paralímpico Internacional, Andrew Parsons.

Sin embargo, Afganistán sigue teniendo una esperanza en estos Juegos Paralímpicos de Tokio 2020. Una esperanza que gira en torno al nadador Abbas Karimi. Participará dentro del equipo de refugiados.

Él nació sin brazos y vivió su infancia en Kabul, donde tuvo que aguantar difíciles situaciones por el hecho de no tener extremidades superiores. Empezó practicando kickboxing para después convertirse en un gran nadador.

"Tenía 13 años cuando salté al agua por primera vez. Tenía mucho miedo", reconoció el propio Abbas Karimi, que representará al equipo de refugiados en plena crisis afgana.

Otra de las pocas noticias positivas sobre la situación en Afganistán es la salida de la capitana de la selección de baloncesto en silla de ruedas. Nilofar Bayat salió de Kabul rumbo a España y ha recibido una oferta del Bidaideak Bilbao BSR.

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