Rafael falleció tras un implante capilar y su familia trata de demostrar que fue una negligencia: "Él se lo merece"

En una de sus fotografías favoritas, Rafael se veía feliz, practicando deporte y con su imborrable sonrisa de saber que en pocos meses se iba a convertir en papá.

Sin embargo, tomó la decisión de acabar con uno de sus mayores complejos y someterse a una intervención quirúrgica para injertarse pelo. Buscó cuidadosamente la clínica y eligió una con garantías, en la que ya se habían operado muchos futbolistas conocidos.

El 26 de abril de 2019 entró en quirófano y, una hora después de ingresar, su corazón dejó de latir. En un primer momento, la autopsia atribuyó su muerte a un paro cardíaco por el síndrome Brugada.

Tina, familiar, ha explicado que Rafael empezó a convulsionar y, aunque trataron de hacer lo que pudieron, a la hora llegó la UVI para trasladarlo al hospital, pero durante ese tiempo estuvo en parada cardiorrespiratoria.

Pero ahora, tras años de lucha, su familia está a punto de demostrar que falleció por una negligencia médica ya que, a través de dos peritos, pueden defender que Rafael murió por un exceso de anestesia, provocado por una mala praxis de su médico.

Esto tira por tierra, además, la teoría del síndrome Brugada, pues todos sus hermanos se han sometido a la prueba y han dado siempre negativo.

La justicia podría darle pronto la razón a la familia, rota desde el día que Rafael puso un pie en el quirófano. "Estamos gestionando las emociones e intentando cerrar el capítulo", ha dicho.

La clínica, por su parte, ha contado Tina, asegura que no saben lo que ha pasado, unas explicaciones que no convencen a la familia. El siguiente paso ahora que se ha reabierto, ellos buscan que se haga justicia y se haga una nueva autopsia que les diga de qué murió Rafael.

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