Adicciones
La lucha contra la ludopatía de Pablo Ojeda: "Papá ya jugó mucho y le sentó mal"
Pablo tiene 42 años, es nutricionista y el primer día que jugó a las tragaperras ganó 80 euros, "tuve la mala suerte de ganar el primer día". Llegó a deber 12.000 euros, vender el coche de su padre y las joyas de su madre, incluso llegó a plantearse vender un riñón debido a su ludopatía.

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La primera vez que Pablo conoce el juego es con 25 años, trabajaba con su padre y no tenía pareja. “Abrieron un salón de juego debajo de mi casa, estaba aburrido y bajé, me tomé dos cervezas y eché las monedas que tenía encima en una máquina”
Explica que esa experiencia en el salón de juego le dejó una sensación muy agradable y de marchó a casa con 80 euros más.
“Tuve la mala suerte de que me tocara”
Pablo ha sido capaz de casi cualquier cosadurante los años que ha sido adicto: “Tu único objetivo es saciar lo que tu mente te pide. La ludopatía está diagnosticada como una enfermedad mental, pero no se ve, no tiene apariencia física”
Pablo vendió el coche de su padre, las joyas de su madre, se hizo trasferencias indebidas a su cuenta… desde la distancia y tras superar su adicción explica cómo se sentía: “En ese momento te parece hasta una buena idea… le encuentras sentido porque vas a calmar tu sed".
“la gente no es consciente del submundo que hay dentro del mundo de las adicciones”
El popular nutricionista relata el oscuro mundo que existe alrededor de la ludopatía, cuenta en el plató de Más Espejo que en una ocasión a la salida de un casino un desconocido le llegó a ofrecer vender un riñón para conseguir dinero.
“Hay gente que está esperando a verte salir de allí, con la cara de desesperación más absoluta y proponerte cosas", aseguraba Pablo.
La mentira que más duele es engañar a sus seres queridos, que son los que luego han estado a su lado todo el rato. Pablo explica que es capaz de hablar de su enfermedad, la ludopatía, porque ha realizado un gran trabajo en los tres años que ha durado su rehabilitación.
Ha relatado toda su experiencia en un libro y afirma que necesitaba soltarlo. Quiere visualizar que la ludopatía es una realidad en la que se puede caer y de la que se puede salir.
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