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CASOS DE PARRICIDIO EN ESPAÑA

Perdieron la vida a manos de quienes se la dieron

Lo que ha ocurrido en Mahón, Menorca, donde una madre mató a su hijo porque ocultó a su nueva pareja que tenía descendencia, es incomprensible. Pero no es la primera vez en España que un niño ha muerto a manos de sus propios padres.

Cuando el juez preguntó a José María Maciá por qué mató a martillazos a su esposa y a sus pequeños de 2 y 6 años dijo "No lo sé, fue Satán quien levantó el brazo por mi". El parricida de 38 años cometió el crimen tras pasar una noche de drogas pero después de quitarle la vida a su familia, lavó el mazo en la bañera y aún tuvo tiempo de perfumarse e iniciar una fuga. En el juicio no derramó ni una lágrima. Dijo que había pasado página y que el Altísimo ya le había perdonado.

Fría e impasible también Francisca Ballesteros. La envenadora de Melilla. Ocultó durante 14 años el asesinato de su primera hija, de tan sólo 5 meses. Después acabó con la vida de su segunda pequeña y de su marido. Para ello aliñaba la comida con cianamida, un medicamento para dejar el alcohol. Según su propia confesión sólo le quedó un hijo vivo. Al parecer, Francisca había conocido a varios hombres por internet. A todos les decía que era viuda y que no era madre.

La parricida de Santomera estranguló a sus pequeños de 6 y 4 años con el cable de un cargador de móvil y ante los cuerpos aún calientes fabricó la coartada de un robo con asesinato. Pero lo hizo ella, celosa por despecho hacia su marido. Para herirle, confesó, en lo que más quería.

Tras el entierro, Paquita flaqueó en su papel de víctima. La Guardia Civil se encontró a una mujer que sólo fumaba y bebía café, nada que ver con una madre desesperada. Su frialdad se prolongó incluso en la primera noche que pasó en la cárcel.

Los funcionarios escucharon un llanto desgarrador, pensaban, que era Paquita, que se había derrumbado, pero se trataba de la interna que la acompañaba horrorizada porque existieran en el mundo seres como aquel. La asesina pidió que sacaran a su compañera. Dijo que no podía dormir.

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