Cada vez más, muchos desempleados buscan trabajo durante la mitad del día y la otra mitad la emplean en un pequeño huerto. "Mi tiempo libre, en vez de estar sentada mirando la tele, lo dedico a esto. Es muchísimo mejor para la salud", afirma Ana, una joven parada sevillana. Con 27 años y en el paro, es una de las 300 personas que ha solicitado una pequeña parcela. Hoy comerá una ensalada con lo que ella misma cultiva.
Otro ejemplo del auge de los huertos urbanos lo representa Fermín, que siembra patatas. "Desde hace un mes vengo aquí diariamente", asegura. La lista de espera anual para acceder a uno de ellos va en aumento y ya no es sólo un hobbie para los jubilados, pues el perfil ha cambiado. Ahora es fácil encontrar gente joven, desempleados e inmigrantes, según apunta la técnico agrícola María José López.
Uno de los requisitos para optar a los 180 huertos urbanos que ofertan en Sevilla es que no se pueden utilizar sustancias químicas ni maquinaria y todo debe ser manual. Incluso lo que sobra de estas hortalizas se aprovecha como abono natural.
Para los que ahora disponen de más tiempo libre no se trata sólo de ocio, ya que con estas verduras alivian la lista de la compra de sus hijos, muchos de ellos también en paro. Y es que nunca el fruto de su trabajo tuvo mejor recompensa.
