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El castigo más duro de Halis a İfakat: sin perdón y marcada de por vida en la mansión
No la ha echado de la mansión, pero la condena de Halis ha sido aún más dura: Ifakat deberá vivir con su pecado.

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La verdad ya no se puede ocultar. Después de que Seyran sacara a la luz su relación con Orhan, Ifakat ha tenido que dar la cara ante Halis.
Con la cabeza baja, ha entrado en su habitación dispuesta a escuchar su sentencia. Halis, muy serio, solo quería saber por qué se convirtió en la amante del hermano de su difunto marido.
Ella ha intentado salir del paso. “Tengo las maletas listas”, ha respondido. Pero él no ha aceptado esa evasiva. “Contéstame”, le ha exigido.
Ifakat, rota por dentro, ha acabado confesando: “Me sentí sola… al principio solo era apoyo, pero luego se convirtió en algo más”. Ha recordado todo lo que ha hecho por la familia y le ha dicho: “He dedicado mi vida a ustedes. Sin mí, Orhan estaría peor”.
Halis la ha escuchado en silencio. Cuando ella se ha arrodillado para pedirle perdón, él la ha hecho levantarse. La decisión ya estaba tomada: “Aunque te mande lejos, no va a cambiar lo que pasó. Nunca lo olvidaré. Tu castigo será cargar este pecado mientras vivas”.
Ifakat, llorando, le ha besado la mano. No puede permitirse perder el apoyo de su suegro, porque sabe que sin él se quedaría completamente hundida.
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