Reportaje de investigación
El precio de los despistes: en 10 segundos un niño puede desaparecer de un parque
¿Cuánto nos puede costar quitar la vista de nuestros hijos pequeños para leer unos mensajes en el teléfono móvil? ¿Puede un niño desaparecer por una distracción de segundos de padres o cuidadores? En el programa Espejo Público hacemos la prueba.
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El programa Espejo Público ha realizado un experimento que ha tenido resultados muy sorprendentes. Aborda el tema del precio de los descuidos, de las distracciones provocadas por el teléfono móvil principalmente. Si uno acude a cualquier parque del país descubrirá como numerosos padres, madres y cuidadoras están, a veces, más pendientes del móvil que de los niños. Se trata solo de unos minutos, unos segundos, en los que no levantamos la cabeza del dispositivo, pero esa pequeña distracción puede ser crucial y tener unas consecuencias muy graves. Los datos son muy contundentes, de media cada español sufre una distracción cada 40 segundos, más que en ningún momento en la historia.
Empieza el experimento
El primer paso del breve e improvisado estudio es pedir autorización a los padres. Queremos comprobar cuánto tiempo tarda un niño en desaparecer, en salir de un parque sin que sus padres o cuidadores se enteren, a petición de una extraña. Recorremos varios parques de Madrid. Hablamos con niños de entre 3 y 8 años, dándoles distintos motivos para que acompañen a una persona desconocida. Sus padres son nuestros cómplices y empieza el experimento.
A la niña que más costó convencer para que se fuera con la periodista del programa, Marisa Dorta. Al que menos: 10 segundos, es decir menos del tiempo que nos lleva leer un mensaje en nuestro teléfono móvil. Les prometíamos chuches que teníamos guardadas fuera del parque. Todos los niños con los que hablamos se vinieron con nosotros. Todos menos uno. Un pequeño de 7 años cuyo hermano mayor de 10 se lo impidió. La importancia de los hermanos mayores.
Tras lo observado, los padres se mostraban considerablemente sorprendidos. Nunca se imaginaron que sus hijos pudieran salir del parque sin consultarlo con ellos. El experimento invita a la reflexión: Hasta qué punto vivimos abstraídos por nuestros dispositivos.
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Consecuencias de los despistes
Otra de las muchas consecuencias de pasar mucho tiempo con el teléfono móvil por ejemplo, está perder el empleo. CAda vez son más los casos en los que un trabajador resulta despedido, por ejemplo de un supermercado, por mirar mucho su móvil, después de recibir advertencias de sus superiores, acabó siendo despedido. Más distracciones, al volante, provocando accidentes, dejando la alarmante estadística de que 1 de cada 3 ocurre por una de ellas.
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