La crisis se lleva por delante marcas punteras españolas de toda la vida

Han llenado hasta el último rincón de nuestros hogares o constituido básicos de nuestra alimentación. Llegando a convertirse en baluartes de nuestra economía. Pero ni si quiera ellas se han salvado de la crisis.

Panrico, la fabricante de bollos catalana pasa por el peor momento de su historia habiendo presentado un ERE para 1.900 de sus 3.500 trabajadores. Ahora, al borde del concurso de acreedores, renueva su estrategia. Apostará por la marca blanca para poder distribuirse en grandes superficies.

La mítica alimentaria gallega Pescanova que ha conquistado el mercado de los congelados, lucha ahora por subsistir afectada por la crisis y una gestión negligente de su exdirectivos que ha terminado en los tribunales.

Anteayer cayó en concurso, la vasca Fagor. Ahogada por una deuda de 800 millones a pesar de de haber reducido su plantilla de 10.000 empleados que tenía en 2008 a 5.700. La devaluación interna, es decirla caída de salarios es su vía de escape de la crisis, pero ello a su vez se refleja en el consumo porque el español medio tiene menos dinero en los bolsillos.

El grupo de la abeja fundado por la familia Ruiz Mateos se ha estrellado por completo tras dos hundimientos, 5.000 inversores engañados y su propietario pidiendo ir a la cárcel.

Scalextric, acompañando a niños y no tan niños desde los sesenta, corrió su última carrera en 2012 asfixiada por una deuda millonaria, y ahora distribuye sus juguetes otra importante compañía de juguetes.

Pero desgraciadamente la lista no acaba aquí: firmas de moda como Victorio y Lucchino, Caramelo, Blanco, fabricantes de colchones como Flex y Pikolín o la empresa de Sanitarios Roca, que a pesar de llevar casi un siglo fabricando ha despedido a 476 empleados porque afronta la peor recesión de la democracia española. Ya estrelladas o al borde del precipicio por la caída en el consumo y la falta de financiación.