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EMPEZÓ COMO FONTANERO

Ángel de Cabo, de fontanero a liquidador de empresas

Ángel de Cabo era un fontanero que un día vio a Richard Gere en Pretty Woman y se dijo a si mismo, puedo ser como él. Entonces se convirtió, de la noche a la mañana, en el liquidador de empresas que ha terminado con sus huesos en prisión.

Hijo de una familia de emigrantes valencianos en Suiza, Ángel de Cabo consiguió prosperar como fontanero al abrigo del boom del ladrillo. Dicen que su vida cambió al ver la película Pretty Woman. Se fijó en el papel interpretado por Richard Gere y decidio convertirse en él. Desde entonces se dedica a liquidar empresas en quiebra.

Empieza por pequeñas compañías. Su modus operandi siempre es el mismo. Se acerca a empresarios en apuros y les ofrece una salida fácil. Se presenta ante acreedores y plantilla como el hombre que reflotará la empresa, pero la desmonta y vende sus activos a sus espaldas. A los empresarios les cobra el 20 por ciento de lo que logra salvar.

Su gran salto se produce en 2009 cuando adquiere Teconsa, una constructora vinculada a la trama Gürtel. Pero se convierte en noticia tras hacerse con dos grandes imperios en horas bajas. Viajes Marsans y Nueva Rumasa. Díaz Ferrán acude desesperado a Ángel de Cabo para que le ayude a ocultar su patrimonio. Por una cantidad simbólica, De Cabo se convierte en testaferro de Díaz Ferrán para "limpiar" Viajes Marsans. Sobre la empresa de viajes pesa una deuda de 419 millones de euros. 10.000 acreedores que ahora le acusan de saquear la compañía.

Tan contento queda Díaz Ferrán de los resultados, que no duda en recomendar a Ruiz Mateos al liquidador para que haga lo mismo con Nueva Rumasa. De Cabo se rodea de su gente de confianza y se labra una reputación de hombre duro, de amo y señor de sus empresas. Crea un entramado de más de 500 sociedades fantasma donde hace desaparecer cualquier cosa susceptible de ser vendida, desde edificios hasta sillas.

Tras su imputacion en la operacion Crucero su suntuoso tren de vida queda al descubierto. La policía registra su casa en la exclusiva urbanización el bosque de Valencia. Entre obras de arte encuentran 400.000 euros en metálico. Sus "vicios" son los coches de alta gama y los habanos. Ahora esa fachada ha caído. En su haber, la mayor fianza impuesta nunca por la Justicia: 50 millones de euros.

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