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YA SE PUEDE PUJAR POR HACERSE CON UNO
Aeropuertos españoles, el perfecto ejemplo del derroche
Una de las pruebas más ostentosas del derroche de dinero público en nuestro país es la gestión de los aeropuertos en los últimos 30 años. No se libra ningún Gobierno. Hoy se abre la puja por el aeropuerto de Ciudad Real.
Tenemos cincuenta y dos aeropuertos. Tantos, como provincias. Alemania tiene 13 menos y el doble de población. De los 52, 39 son deficitarios, y de ellos, 26 absolutamente ruinosos. Solo 8 son oficialmente rentables: Palma de Mallorca, Málaga, Gran Canaria, Alicante, Tenerife Sur, Girona, Bilbao y Murcia. Hay 13 que no son eficientes pero "necesarios". Absorben la mayor parte del tráfico de pasajeros y mercancías. Es el caso, por ejemplo, de Madrid-Barajas y de Barcelona.
Al margen de esos 52 públicos, hay otros 5 que no pertenecen al Estado. Los de Castellón, Lérida y Ciudad Real fueron construidos por comunidades autónomas o consorcios empresariales. Los 3 han sido un rotundo fracaso. Al menos 20 aeropuertos españoles tienen otro a menos de una hora en coche. En Huesca, el Estado gastó 60 millones de euros. Su aeródromo iba a acoger 160.000 pasajeros anuales. La realidad es que no han ido ni 3.000. Hay meses que ni uno. Zaragoga está a 97 kilómetros. El ejemplo se repite con Girona/Barcelona y Reus. Valladolid y Salamanca. Alicante y Murcia Granada y Málaga. El colmo es el mapa aeroportuario vasco. El aeródromo de Vitoria está rodeado de otros seis, Bilbao, San Sebastián, Pamplona, Burgos, Logroño y La Rioja.
Los expertos se preguntan cómo es posible que todavía nadie haya cerrado los aeropuertos andaluces de Huelva, Antequera, Benalmádena y Jimena de la Frontera. La Generallitat Valenciana gastó 151 millones de euros en el aeropuerto de Castellón. Todavía es hoy el día que no ha visto un solo avión. Se sitúa a menos de 100 kilómetros del de Manises.
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