Crónica
Confesiones, risas y aventuras sobre ruedas: así ha sido la ruta en caravana de los Sánchez Saborido
El exfutbolista y su familia se han abierto durante las largas horas de trayecto en la caravana.

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En su segunda aventura por tierras estadounidenses, la familia Sánchez Saborido continuó demostrando que cada día es una oportunidad para crear recuerdos inolvidables… y unos cuantos momentos hilarantes.
La primera parada fue un supermercado típico de la zona, pero nada fue como esperaban. Desde sombreros de cowboy hasta escopetas, todo les dejó boquiabiertos, pero el precio de los productos fue lo que más impactó a Joaquín: “Por ese precio tiene que venir con el caballo”, bromeó al ver un sombrero de casi 160 dólares. La interacción de Susana con la cajera, demostrando sus habilidades lingüísticas, desató las risas de todos. “¿Has visto cómo me entiende?”, comentó orgullosa.
El viaje no solo ha sido físico, sino también emocional. Durante el trayecto, salió a relucir la historia de cómo reaccionó Joaquín al enterarse de que su hija Daniela tenía novio. “Te encerraste en tu cuarto”, le recordó Susana entre risas. Aunque el inicio fue complicado, el exfutbolista admitió que ahora Javi es parte de la familia.
En plena Ruta 66, Joaquín sorprendió a Susana llevándola a una tienda de motos. La pasión de Susana por las Harley-Davidson alcanzó su punto álgido cuando logró subirse a una de ellas y dar una vuelta, cumpliendo un sueño de toda la vida. Sin embargo, como es habitual en la familia, no todo salió según lo planeado.
La noche en el desierto trajo consigo una conversación sincera entre Joaquín y sus hijas. Preocupado porque el viaje no estuviera siendo de su agrado, ellas le tranquilizaron con humor: “Que sí, joe, no seas ya más intenso”. Además, Daniela aprovechó para recordarle los tiempos difíciles con Javi, mientras Salma esquivaba con risas las preguntas sobre su vida sentimental. Joaquín concluyó reflexionando sobre lo mucho que está aprendiendo de sus hijas: “Me di cuenta de que tenía que entenderte un poco más”.
No podía faltar la experiencia típica americana: un rodeo. Con sombreros y lazos en mano, se enfrentaron al reto de atrapar toros de juguete. Daniela sorprendió con su habilidad, logrando enganchar al animal al primer intento, mientras Joaquín no tardó en sumarse. Por otro lado, Susana, al no tener éxito con los toros, decidió apuntar directamente a su marido, desatando las carcajadas.
El día terminó con música y baile. Daniela y Salma convencieron a su madre para unirse a una clase de baile en un restaurante local. Susana no fue sola; Joaquín y las niñas la acompañaron, convirtiéndose en el centro de atención de la pista. Aunque el ritmo no siempre les acompañó, la diversión estuvo garantizada.
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En este episodio, la familia demostró una vez más que el humor y la unión son sus mejores aliados en esta aventura americana. ¡Y todavía queda mucho por descubrir!
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