Una treintena de subsaharianos ha protestado esta mañana en calma tensa contra la muerte anoche de un senegalés a manos supuestamente de un joven gitano en el barrio barcelonés del Besòs, donde Mossos y mediadores sociales se están implicando a fondo para evitar una espiral de violencia interétnica.
El crimen ocurrió anoche, cuando una discusión al principio intrascendente por un partido de fútbol callejero derivó en una pelea entre grupos en la que supuestamente un joven de etnia gitana, de 28 años, disparó mortalmente al joven senegalés, de 32.
Los Mossos d'Esquadra han detenido ya a cuatro personas, todas ellas vecinas del barrio del Besòs y de etnia gitana, que acumulan más de sesenta antecedentes policiales por tráfico de droga y robos con violencia, según ha desvelado en rueda de prensa el comisario de la policía catalana en Barcelona, Joan Carles Molinero.
Los detenidos son un padre -que fue quien empezó a discutir con los jóvenes que estaban jugando al fútbol en la calle- y sus tres hijos, entre ellos el supuesto autor material del disparo.
Al parecer, los tres hijos salieron de su casa al ver a su padre discutir y uno de ellos disparó mortalmente a la víctima con una pistola que aún no ha podido ser localizada.
El conseller de Interior, Felip Puig, ha afirmado hoy que el crimen, que anoche desató una gran tensión y algunos incidentes, es un "hecho asilado", sin connotación racista, y que no creará una "espiral de violencia" interétnica, aunque ha abogado por una solución tanto policial como de intermediación social.
Puig ha explicado que ya se ha puesto en contacto con el conseller de Bienestar y Familia, Josep Lluís Cleries, para activar a los mediadores con el colectivo gitano, y con la Dirección General de Inmigración para que intervengan para evitar que la situación vaya a más, tras la tensión vivida anoche en el barrio tras el crimen.
El barrio del Besós, en la frontera entre Barcelona y Sant Adrià del Besòs, concretamente con La Mina, es uno de los más humildes de la capital catalana, donde conviven unos 25.000 vecinos de distinta procedencia, entre ellos grupos de etnia gitana y comunidades formadas por senegaleses y pakistaníes.
En cualquier caso, Puig ha negado que el crimen tuviera una connotación racista y ha evitado comparar la situación del barrio del Besòs con la del municipio gerundense de Salt, donde la mitad de la población es inmigrante y que el año pasado fue centro de varios conflictos interraciales.
Puig ha sostenido que el suceso de anoche es un "hecho puntual" y que confía en que, aunque pueda generar intranquilidad en el vecindario, no derivará en una "escalada de la violencia". "No es una cadena de hechos, sino un hecho puntual", ha insistido el conseller, que ha garantizado que los Mossos d'Esquadra no bajarán la guardia y seguirán en la zona patrullando y vigilando a pie de calle hasta que desaparezca la tensión existente y se recupere la normalidad.
En un ambiente de calma tensa, una treintena de africanos se ha concentrado este mediodía en la calle Palerm, donde ayer se cometió el crimen, mostrando fotografías de la víctima y reclamando justicia. Los vecinos de origen africano han convocado para esta tarde una nueva protesta por el crimen en el barrio, donde desde anoche es visible la presencia de varias dotaciones policiales.
El alcalde de Barcelona, Xavier Trias, ha coincidido con Felip Puig al subrayar que el asesinato de anoche y los posteriores disturbios no son un episodio de violencia racista en el barrio del Besòs -que es un "lugar no fácil, conflictivo", ha dicho-, sino que obedecen a una "discusión" que ha derivado en un "hecho delictivo".
Por contra, el director de la Policía, Manel Prat, ha señalado en unas declaraciones que "la hipótesis que tiene más posibilidades de que sea verídica" en cuanto al origen de la pelea es que ésta se generó cuando uno de los detenidos recriminó a los subsaharianos, "con una expresión de carácter racista, xenófobo", que jugaran a fútbol en la calle.