Son pastores de distintas iglesias que mediante rituales de exorcismo logran que muchos delincuentes entreguen sus armas y se reinserten.
Es una ceremonia cada vez más común en los suburbios de Brasil, un pastor evangélico induce a un aparente 'trance' a un traficante en un templo repleto de expectantes fieles.
Así empieza el llamado 'rescate de almas', una suerte de exorcismo con el que dicen librar de los espíritus malignos a quien vive en el crimen. Ya subyugado, el individuo se convierte en juguete en manos del predicador, que lo ridiculiza ante la iglesia, hasta que éste despierta y se convierte.
Del mismo modo le ocurrió al propio pastor, también venido de ese mundo.¨Yo he matado, he robado, he traficado, pero acepte a Jesús una vez y cuando lo hice fue para siempre¨ ha dicho.
En Río de Janeiro hay unas 700 favelas, pero solo algunas han sido pacificadas de este modo, en el resto sigue mandando el narcotráfico.
El pastor Marcos Pereira es ya famoso por sus acciones audaces, en las que los narcos caen a sus pies para ser salvados o también reclusos en ceremonias masivas en cárceles.
Lo que muchos se preguntan es como estos exorcistas logran lo que no consiguen la policía ni la ley, sacar de las armas a un alto porcentaje de criminales que se someten a sus liturgias.