Accidente aéreo
La historia del avión que perdió el techo en el aire: una azafata salió disparada y sobrevivieron 94 pasajeros
Clarabelle Lansing fue la única víctima de ese accidente aéreo que tuvo lugar en 1988.

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Una azafata sufrió un fatal desenlace ya que fue la única víctima mortal en un curioso accidente aéreo. En un viaje desde Hilo a Honolulu, en Hawái, el vuelo 243 de Aloha Airlines sufrió uno de los incidentes más trágicos en el mundo de la aviación. El Boeing 737-297 sufrió graves daños en pleno vuelo, lo que provocó pánico entre los pasajeros.
Este trágico incidente ocurrió el 28 de abril de 1988, cuando el Boeing 737-297 de Aloha Airlines tenía como destino Honolulu. Antes de despegar, el avión estaba en pista ultimando los detalles de posicionamiento y preparación para el despegue. Tan solo cinco minutos después de la preparación, la copiloto Madeleine Tompinks y el capitán Robert Schornsteimer iniciaron el despegue dirigiéndose a Honolulu.
Dicho vuelo ya había partido y comenzó a ganar altura con 90 pasajeros y cinco miembros de tripulación a bordo. A los 20 minutos de vuelo, alcanzaron la altitud crucero de 24.000 pies y se disponían a seguir su vuelo normal hasta Honolulu. Sin embargo, no fue un vuelo habitual.
Al alcanzar la altitud cero, la nave sufrió una descomposición explosiva que hizo volar parte de su techo y gran parte del fuselaje lateral de la parte delantera. Este hecho provocó que un tercio de los pasajeros quedasen al descubierto y expuestos a temperaturas de veinte grados bajo cero.
La azafata Clarabelle Lansing salió expulsada del avión
La jefa de cabina, Clarabelle Lansing, salió expulsada del avión. Lansing, que tenía 58 años, contaba con una experiencia de más de 37 años en el sector aeronáutico.
Aunque fue una muerte trágica, hubo una cadena de milagros porque el resto de los pasajeros y el personal de cabina todavía estaban con el cinturón abrochado gracias a que la señal luminosa no se había apagado. Asimismo, la cabina de comandantes quedó unida al resto del avión por los bastidores del compartimento de carga. Esta cabina podría haberse desprendido en cualquier momento y eso sí que hubiera significado el fin de las 94 vidas que continuaban a bordo.
Sin saber exactamente lo que estaba ocurriendo, el piloto Schornsteimer logró solicitar un aterrizaje de emergencia en el aeropuerto de Kahului y comenzó él descenso de la aeronave.
Los comandantes descendieron durante 13 minutos mientras los pasajeros dudaban de su supervivencia. Debido al daño que había sufrido el avión, los comandantes no pudieron desacelerar y se prepararon para un aterrizaje a alta velocidad, una circunstancia que exponía aún más la integridad del aparato.
Contra todo pronóstico, el piloto y la copiloto consiguieron aterrizar el dañado Boeing sin problemas.
De los 95 pasajeros, solo murió la azafata Lansing
El accidente solo contabilizó la muerte de Lansing, que tuvo la mala suerte de ser la única persona que se quitó el cinturón de seguridad para iniciar el servicio a bordo.
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