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AUMENTA LA TENSIÓN PREVIA A LA NEGOCIACIÓN

Los taxistas amagan con extender las protestas al Puerto de Barcelona y afectar a los cruceros

La escalada de tensión de los últimos días entre los taxistas y el Gobierno por la gestión de las licencias VTC puede dar un paso más. Lejos de ceder, los taxistas de Barcelona, que ya no prestan servicio en El Prat, amagan con extender las protestas al Puerto de Barcelona, y en concreto a los barcos de crucero.

Los taxistas de Barcelona mantienen su pulso con Fomento en el conflicto por las licencias VTC (alquiler de vehículos con conductor) y han ratificado la huelga, mientras reclaman soluciones urgentes antes de abandonar el centro de la ciudad y despejar los accesos al aeropuerto de El Prat.

En la asamblea celebrada esta mañana los taxistas han advertido de que "intensificarán" las protestas, que comenzaron el pasado día 25, si Fomento no mueve ficha mañana en la reunión que mantendrá con las principales organizaciones del taxi en Madrid. En concreto, el portavoz del sindicato Élite Taxi, Alberto Álvarez, ha amagado con extender las protestas al Puerto de Barcelona, y en concreto a los barcos de crucero, si no reciben buenas noticias en la reunión de este lunes.

Los taxistas reclaman a Fomento que les garantice que en el próximo Consejo de Ministros aprobará un decreto que ponga coto a las nuevas licencias de VTC, de forma que se respete la ratio de una licencia de ese tipo por cada 30 de taxis. "Si se transfieren las competencias a la Generalitat está muy bien, pero el blindaje de la licencia urbana es imprescindible. Si no, no levantaremos las movilizaciones", ha advertido Álvarez.

"El blindaje de la licencia urbana es imprescindible"

Álvarez, que irá a la reunión con Fomento en representación de Élite Taxi, el sindicato más representativo en el área metropolitana de Barcelona, ha admitido que "se ha avanzado", porque se ha adelantado al miércoles, 1 de agosto, la Conferencia Nacional del Transporte, pero aseguran que aún no tienen "nada".

"Mientras no se cierre algo definitivo, seguiremos con la huelga aquí y en toda España", ha sentenciado, mientras los taxistas de Barcelona reciben cada día nuevos apoyos de compañeros de otras localidades catalanas y de otras ciudades españolas. El paro de los taxistas ha dejado sin servicio tanto al aeropuerto del El Prat como a la estación de Sants, entre otros puntos clave de la ciudad.

Unos quinientos taxistas, según cálculos de la Guardia Urbana, bloquean con sus vehículos, desde el pasado viernes, 27, el tramo central de la Gran Vía de Barcelona, una de las principales arterias de la ciudad, entre las calles Entença y Bailén, y el colectivo se dispone a pasar ahí la tercera noche consecutiva.

El bloqueo del centro de la ciudad puede tener a partir de mañana, lunes, una importante afectación al tráfico de la capital catalana, aunque el ayuntamiento se remite a las declaraciones del pasado viernes de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. Colau, que también es presidenta del Área Metropolitana de Barcelona (AMB), recibió a los taxistas e hizo una llamada a la calma, además de pedir a Fomento esclarecer las competencias de la AMB para regular los VTC. El director general de Transportes de la Generalitat, Pere Padrosa, por su parte, ha pedido a los taxistas que desalojen la Gran Vía como gesto de buena voluntad negociadora.

A raíz de la huelga, la Generalitat ha reforzado desde el tramo de la línea 9 del metro que conecta Barcelona con el aeropuerto de El Prat, y también Renfe ha hecho lo propio. Así pues, desde este domiendo el servicio de trenes de la R2 Norte en la estación del aeropuerto (Terminal T2) ha aumentado en un 25% sus plazas, lo que supone cerca de 9.000 plazas más con respecto al servicio habitual.

A pesar de estas medidas, y de la alternativa del Aerobus, que estos días acaba en Plaza Espanya, en lugar de en Plaza Catalunya, como es habitual, algunos turistas se han visto sorprendidos por la huelga de taxistas y desconocían la forma de llegar al aeropuerto. Los turistas se han convertido en las principales víctimas de la huelga y, según testimonios recogidos por EFE, sus reacciones van de la comprensión al enfado por unas vacaciones "arruinadas".

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