Manolita se aferra a la única persona que le puede ayudar: un vidente

Manolita, gracias a los contactos que le facilitó Guillermo, se cita con el detective que escuchó en la radio. Pero para su sorpresa, no es quien ella esperaba: él le confiesa que realmente no es un detective ni policía, sino un vidente.

Ante esa confesión y muy decepcionada, Manolita rechaza su ayuda al no creer en la videncia. Pero un suceso inesperado hace que se replantee la ayuda del caballero.

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