Testimonio

Una periodista de Espejo Público cuenta su testimonio como víctima de bullying: "Me llamaban 'Sofea' y 'ojos de sapo'"

Sofía forma parte del equipo del programa Espejo Público y ha querido alzar la voz para contar el calvario que vivió desde los 8 años recibiendo insultos, agresiones y amenazas de sus compañeros de colegio. Este es el testimonio de una víctima del bullying.

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Desde 2º hasta 6º de primaria, de los 8 a los 12 años, Sofía fue víctima de bullying en el colegio. Esta periodista de Espejo Público ha querido hoy compartir su testimonio con Susanna Griso para dar voz a las víctimas de los abusos escolares. Comienza diciendo que sus padres siempre han sido "personas diferentes al resto" y en su colegio "era la única chica española que no iba a religión". Esto la hizo ser distinta desde el principio.

En aquella época tenía una maestra de 70 años "que tenía un palo muy grande con el que daba golpes en la mesa" y cuando les preguntaba les hacía ponerse de pie con las manos en la espalda. Las ideas de su profesora "no casaban mucho" con las ideas que le inculcaban a ella en casa. La propia maestra predisponía a los alumnos en su contra y cuando ella faltaba a clase decía delante de sus compañeros que no le caía muy bien.

"De repente empezaron a llamarme 'sofea' y 'ojos de sapo'"

No recuerda cómo empezó todo pero en 3º de primaria los niños de su clase comenzaron a llamarle: 'Sofea' y 'ojos de sapo'. "Al final hay gente mala y por mucho que intentas buscar un sentido a las cosas no lo hay", recuerda. Todo comenzó por una compañera. "que era la más cruel de todos" y fue intoxicando al resto de la clase y cada vez fue reclutando a más personas en contra de ella.

"Nadie quería que participara en el festival de fin de curso y lo echaron a suertes"

El festival de fin de curso de 5º de primaria fue uno de los eventos más dolorosos de su etapa infantil. Nadie quería que Sofía participara y sortearon a cara o cruz si temía que participar o no. Salió que no y todos empezaron a aplaudir. Muchos de los profesores estuvieron presentes en estos episodios y su única respuesta fue el silencio, asegura. No sabe cómo pero al final acabó participando en el festival. Una de sus compañeras tuvo tanta rabia de que participara que comenzó a insultarla y a tirarle piedras, recuerda.

"Un chico me agarró del cuello y me empujó sobre la pared en el recreo"

En otra ocasión en el recreo un chico de otra clase le agarró del cuello contra la pared cuando intentó jugar con otros niños. "Los episodios violentos no eran tan habituales pero también eran unos cuantos", reconoce.

La mayoría de veces ocultaba esta situación a sus padres para evitarles a ellos sufrimiento. Su cuerpo hablaba lo que ella no podía expresar y por las mañanas antes de ir al colegio su dolor de estómago era tal que no podía desayunar antes de ir a clase. "Yo intentaba suavizarlo y quitarle hierro y aunque ellos se daban cuenta de que no estaba a gusto", señala.

Cree que los protocolos antibullying no funcionan porque "los colegios encubren estos comportamientos". "Po no dar una mala impresión de puertas para afuera. Intentar mantener esas apariencias. Entonces los protocolos aún estaban muy verdes y las medidas eran prácticamente nulas. Ahora hay más conciencia pero falta mucho por abordar. No se puede tratar a la víctima como su tuviese él la culpa. A mí me cambiaron de clase y eso realmente no soluciona nada", mantiene.

Mucho más recuperada después de años de terapia y cambio de aires, Sofía puede por fin dedicarse a lo que le gusta y después de conseguir esa meta se siente mucho más fuerte.

La hija de María se quitó la vida a los 13 años después de sufrir bullying

Espejo Público ha hablado también con María. Esta madre perdió a su hija Lucía cuando tenía 13 años. El 10 de enero de 2017 con 13 años recién cumplidos la joven se quitó la vida. Han pasado 8 años desde ese momento y esta madre sigue lamentando su fallecimiento.

Cuenta que su hija comenzó a sufrir acoso en el colegio cuando estaba en 4º de primaria. "Ella era una niña de sobresalientes y a raíz de esto comenzaron a llamarla gorda y a decirle que no hacía bien las cosas. Al llegar al instituto la cosa cambió y se sintió aún más desprotegida", recuerda. Su hija no contó nada por vergüenza pero terminó creyendo lo que le decían: "que era una gorda que daba vergüenza ajena", dice la madre.

Después de que la pequeña falleciera encontraron unas cartas de despedida. Antes de quitarse la visa les contó a sus padres lo que les estaba pasando. "A mí hija le gustaba mucho el teatro y la música y los 2 últimos meses la veíamos ya cada vez más decaída y nos lo contó todo. Nosotros nos pusimos en acción pero mi hija estaba rota, ya no podía seguir yendo al instituto. Denunciamos y la cambiamos de instituto pero ya era tarde, mi hija estaba rota", lamenta.

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