Robos en el campo

Alarmas, sensores y cámaras nocturnas: el campo se blinda contra los ladrones

"Cada vez que un producto sube de precio, notamos el aumento de los robos". Acompañamos a agricultores que acaban de sufrir robos de aguacates, alcachofas y cítricos.

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Una sirena rompe el silencio del campo de Torreblanca, en Castellón. La alarma ha saltado cuando nuestro vehículo invade el perímetro del cultivo de David, que rápido desactiva el estruendo desde su móvil. Además de la alarma sonora, cuenta con sensores de movimiento y grabación nocturna. Su producto brota de la tierra, pero cayendo en el tópico manido y a juzgar por su vigilancia, es oro verde. Hablamos de aguacates.

Si nos paseamos por cualquier mercado encontramos este fruto a unos 6 euros el kilo. A él le han robado en una sola noche casi 100 kilos. Y lo peor de todo es que estaban a dos meses de su recogida, cuando aún están duros como piedras. El ladrón no distingue de variedades y ha robado aguacates que no le servirán de nada, incomestibles en este momento. “Entiendo que los probarán y los tirarán a la basura”, lamenta David. Y sólo estamos al principio de campaña. En la pasada no pudo siquiera recolectar: se los robaron todos antes de ponerse a la labor.

"Hasta 300 euros no es delito, por lo que pueden venir a robar 100 kilos cada noche y no pasa nada"

Nos desplazamos a otra de las fincas de David. Luce unas placas solares flamantes que acaba de instalar. Las anteriores le duraron menos de 24 horas sobre el tejado de la caseta que abastece de agua a la finca de alcachofas: “me robaron las 16 que tenía. A unos 100 euros por placa más el coste de la instalación: 4.000 euros como mínimo”. También nos muestra las cámaras de seguridad que tiene repartidas por la plantación de alcachofas. Ya le han robado media tonelada de un vegetal que ronda los 6 euros en el mercado.

Alcachofas. En la cooperativa de Torreblanca, Miguel, agricultor y directivo nos cuenta que ese es uno de los artículos más demandados por los ladrones en esta temporada: “este año han empezado por las alcachofas porque tienen buen precio. El año pasado fue la algarroba, que alcanzó los 2 euros y medio por kilo. Un sólo ladrón puede robar 400 kilos en una hora”. Rubén, el técnico de la cooperativa lo confirma: “cada vez que sube el precio, tenemos un aumento de robos. El destino principal es la venta ambulante”. La almendra se salva este año de la codicia ajena. Apenas supera los 70 céntimos por kilo y es laboriosa de recoger, así que no hay peligro.

"Pondré cámaras escondidas, porque en la parte de abajo está todo por robar y sé que los ladrones volverán"

Javier recorre su campo de “clemenules” (especie de mandarina propia de la zona) en Nules, Castellón. “A derecha e izquierda me los han robado todos. Anoche 110, el día 31 denuncié el robo de otros 150”. Se refiere a los “plantones”, árboles jóvenes recién plantados que han “volado” en una sola noche. Para más escarnio, el ladrón ha dejado sobre el terreno los restos de dos latas de atún, una de bebida energética y el envoltorio de una barra de pan. La cena de una dura jornada de robo.

"Lo que voy a hacer es poner cámaras escondidas porque en esta parte de abajo están todos por robar", dice Javier asumiendo el fin inapelable de sus jóvenes árboles. En este caso es consciente de que el autor del robo sólo puede ser otro agricultor: “preferiría dejarle 100 euros debajo de una piedra para que los coja, pero que no me robe las plantas”, lamenta impotente. Cada vez más agricultores intentan aquello de ponerle puertas al campo. O al menos, alarmas.

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