Afasia

Vivir con afasia, el trastorno del habla que cambia la vida: "Mi madre me dijo, hijo ya no soy Isabel, no me reconozco"

La afasia afecta psicológicamente al que lo sufre y a las familias y muchos de los afectados no saben cómo afrontar la situación

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Repasamos con José Carlos Díez el álbum familiar. Nos enseña con orgullo las fotos de juventud de su madre. Se llama Isabel, tiene 80 años. Aparentemente goza de buena salud, pero hace dos años empezaron a notar que tenía dificultades para expresarse.

Isabel no encontraba las palabras justas, tenía lagunas en la conversación. El diagnóstico del neurólogo confirmó sus sospechas: afasia degenerativa. Irreversible. José Carlos recuerda el momento más duro: "Mi madre me dijo, hijo es que yo ya no soy Isabel. Ella misma ya no se reconocía a sí misma", asegura.

Ahora su madre es dependiente, necesita ayuda las 24 horas del día. Aún puede hablar, pero la enfermedad avanza: "No puede ir a hacer la compra, no puede coger un taxi, no puede hacer una llamada de urgencia". La afasia afecta psicológicamente al que lo sufre y a las familias. "Se asustan mucho, se vuelven muy inseguros y no pueden estar solos", añade José Carlos.

Como muchos afectados no sabían cómo afrontar la situación. Contactaron con la Asociación Ayuda Afasia. Ahora Isabel acude a terapia para intentar que la enfermedad avance de forma más lenta: "La ejercitan como si estuviera en preescolar, con dibujos, como un niño".

Una enfermedad desesperante

Sonia también sabe lo que es vivir con esta enfermedad. Tras sufrir un ictus perdió la capacidad de hablar. No podía expresarse con palabras. Al principio se comunicaba con el móvil, a través de emoticonos. "No podía decir hola estoy, bien. No fluía el habla", asegura. Pasó de ser profesora de infantil a alumna. Con una cartilla de educación empezó a practicar para recuperar las palabras. Quiere agradecer a los terapeutas que le han ayudado en todo este proceso: "Gracias a ellos puedo estar aquí hablando con vosotros".

Familiares y afectados piden más ayuda por parte de la Administración para visibilizar una enfermedad que afecta cada vez a más personas. Exigen más terapias, y especialistas para abordar de forma eficaz este trastorno.

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