Negligencia médica

El error médico que cambió la vida de Adrián: 1,2 millones de indemnización por una negligencia tras 13 años de lucha

Ha condenado a la aseguradora de un anestesista de Valladolid a pagar más de 1,2 millones de euros a una familia cuyo bebé de 15 meses entró en parada cardiorrespiratoria tras suministrarle una sedación, a la que era alérgico, para realizarle una resonancia magnética.

El retraso en el pago de las indemnizaciones tiene consecuencias

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En diciembre de 2012, Adrián entró en un centro de diagnostico andando de la mano de su padre. Salió cuarenta minutos después en ambulancia camino del Hospital Clínico de Valladolid en coma. Tenía 15 meses. Trece años después, el Tribunal Supremo ha resuelto que esa negligencia que provocó en el bebé daños neurológicos irreversibles y una discapacidad del 90 por ciento debe ser indemnizada con más de 1,2 millones de euros.

Minutos antes de que su vida cambiase, Ana María Pelaz, madre de Adrián, rellenó un informe con las alergias que sufría su hijo. "Cuando le retiré la leche materna con ocho meses, comprobamos que las fórmulas no le sentaban bien. Hicimos pruebas y descubrimos que era alérgico a la proteína de leche y de huevo, así lo puse en el documento que me mandaron rellenar", explica. "Adrián no hablaba todavía y, por darnos tranquilidad, la pediatra nos mandó una resonancia magnética cerebral". Aquella prueba demostró que Adrián tenía en ese momento el desarrollo cerebral de un niño de su edad, pero cambió su vida para siempre.

"Mi hijo entró andando de la mano de su padre. Pasados cuarenta minutos salieron a decirnos que había sufrido una parada cardiorrespiratoria de apenas treinta segundos, pero que por seguridad lo iban a trasladar al Hospital Clínico de Valladolid", comenta Ana María. "Estaba en coma y, para cuando despertó, Adrián no sujetaba la cabeza. Tampoco se mantenía sentado. Era como un bebé recién nacido". Aún así, el centro de diagnóstico mantuvo que la parada había sido sólo de unos segundos. Después se demostraría que fue de más de cinco minutos.

Fueron semanas de pruebas en las que todo salía normal. "En el Clínico, le hicieron otra resonancia. Nos dijeron que era normal y no sabían qué había pasado. Al final, decidimos trasladarlo al Hospital Niño Jesús de Madrid. Una semana después, nos confirmaron los daños neurológicos de más de un 90 por ciento". Comenzó entonces el calvario judicial de esta familia. "La alergóloga nos preguntó qué medicamentos se le habían suministrado a Adrián, pero toda la documentación había desaparecido. También el informe que yo firmé explicando sus alergias", dice la madre del niño. Por suerte, no desapareció medio folio donde, escrito a mano por el anestesista antes de que el bebé fuera trasladado en ambulancia, constaba que se le había suministrado Propofol, un anestésico que contiene lecitina de huevo, a la que Adrián es alérgico. "Por fin teníamos una respuesta de lo que había pasado", explica Pelaz.

Decidieron recurrir a la vía judicial, primero por la penal, que quedó archivada a los dos años, y, después, por la civil. En primera instancia, la Justicia les dio la razón y condenó a la aseguradora del anestesista Agrupación Mutual Aseguradora (AMA) al pago de una indemnización de 600.000 euros, pero la compañía recurrió. La Sección 18ª de la Audiencia Provincial de Madrid confirmó la condena, con modificaciones en el 'dies a quo' de los intereses. "Considerábamos que los intereses se debían abonar desde que se produjo el daño” y el Supremo ha dado la razón a los padres de Adrián tras años de lucha.

La indemnización alcanza los 1.214.000 millones de euros

"Esta sentencia nos da tranquilidad, porque, si nos pasa algo, no es lo mismo dejar a nuestro hijo a cargo de alguien sin dinero o con dinero para garantizar su bienestar", explica su madre. Han sido años de lucha en los que han estado asesorados por el Defensor del Paciente. Santiago Díez, el abogado responsable de los servicios jurídicos de la asociación en Castilla y León, ha calificado el fallo como "histórico", porque "se reconoce que no basta con pagar tarde: el retraso injustificado acarrea consecuencias económicas. Se ha hecho justicia y se ha sentado un precedente para impedir que las aseguradoras utilicen tácticas dilatorias en perjuicio de las víctimas".

Adrián permanece ajeno a la batalla librada por sus padres. Acaba de cumplir los 14 años y sigue dando pequeños pasos con la esperanza de que la ciencia, algún día, pueda revertir los daños que le provocaron.

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