Volcán de La Palma

El buque oceanográfico estudia los efectos que la lava del volcán de La Palma pueden tener en la fauna y la flora

El buque oceanográfico del CSIC se ha desplazado hasta la isla de La Palma para estudiar cómo puede afectar las coladas de lava procedentes de la erupción del volcán de Cumbre Vieja a la flora y fauna del mar. Además, estudiarán la posible existencia de focos volcánicos bajo el mar.

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El buque oceanográfico Ramón Margalef IEO-CSIC ya está en la costa de la isla de La Palma para estudiar los efectos de la erupción del volcán de Cumbre Vieja.

Según informa el Ministerio de Ciencia e Innovación, el personal científico del buque realizará un completo estudio geomorfológico del suelo marino ante la posible existencia de focos de emisión bajo el mar.

También será el encargado de analizar el impacto que la lava procedente de la erupción del volcán de La Palma va a tener en la flora y la fauna si entra al mar. Se ha ampliado la zona de seguridad en el mar conforme avanza el magma del volcán hacia el Océano Atlántico con el fin de garantizar que las navegaciones sean seguras.

Los científicos estudiarán los procesos biológicos asociados a la llegada masiva de cenizas del volcán de Cumbre Vieja al mar, así como la posibilidad de la llegada al mar de las coladas volcánicas y recogerán muestras del fondo marino, de agua y de organismos para tener una imagen completa del funcionamiento del sistema volcánico.

También se va a estudiar la posible existencia de focos de emisión bajo el agua que pudieran emitir gases o lava. Para ello, en primer lugar, mediante el uso de ecosondas, se realizarán cartografías de muy alta resolución para identificar y caracterizar estructuras asociadas a procesos activos y analizar la deformación sobre la morfología del terreno.

Y, en tercer lugar, se realizará un estudio de las propiedades físico-químicas del agua para detectar anomalías y la posible existencia de flujos hidrotermales o magmáticos, variaciones de temperatura, salinidad, pH, emisión de especies reducidas, posible disminución de la concentración de oxígeno disuelto e incremento de las concentraciones de nutrientes inorgánicos, entre otros parámetros.

Se vigila la ceniza y también la posible llegada de la lava al mar, un choque térmico que generará columnas de vapor de agua que pueden ser ácidas por el azufre, cloro y el carbono del océano. "En proporciones muy pequeñitas casi todo va a ser vapor de agua. Ese vapor de agua va a machacar todo lo que es flora y fauna", explica José Mangas, catedrático de Geología de la Universidad de Las Palmas.

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