La expulsión de una niña kosovar, de etnia gitana, de 15 años ha levantado una intensa polémica en Francia por el fondo y la forma en que se produjo, hasta el punto de que ha marcado nuevas divisiones en el seno de la izquierda por el trato de las autoridades a la población gitana. El Gobierno, en el ojo del huracán, ha abierto una investigación.
Los hechos se produjeron el pasado 9 de octubre, cuando la Policía detuvo el autobús en el que viajaban Leonarda Dribani y su clase durante una actividad extraescolar para proceder a expulsar del país a la joven y su familia.
Los Dibrani llevaban cuatro años y diez meses en Francia y se encuentran ya en Mitrovica, donde las autoridades locales les han instalado en una vivienda y les han ofrecido asistencia social, incluido el pago de alquiler y la entrega de una estufa de leña para soportar el invierno, según France Inter.
En una entrevista con este medio dijo: "Quiero volver al colegio", ha asegurado Léonarda Dribani y ha reconocido su pesar por haber "abandonado" a sus amigos. "Me dio vergüenza cuando la Policía vino y mis compañeros me preguntaron: ¿Por qué la Policía? ¿Qué has hecho? ¿Has robado?", ha relatado.
Estudiantes de varios institutos de París protestan desde primera hora por la deportación. Al menos cuatro institutos de la capital -Maurice-Ravel, Hélène-Boucher, Charlemagne y Sophie-Germain- han visto sus accesos bloqueados por decenas de estudiantes.
Representantes estudiantiles declararon que se ha convocado una protesta en la plaza Nation, en el este de la capital, para pedir a las autoridades francesas que detengan las expulsiones de alumnos extranjeros en situación irregular en el país.