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LOS LIBERADOS CUENTAN SU EXPERIENCIA

Un militar secuestrado por las FARC cuenta que estuvo encadenado ocho años

Caminaban de noche por la selva colombiana con la única ayuda de un bote lleno de luciérnagas. Los detalles del cautiverio de los diez rehenes liberados por las FARC conmueven al país.

El sargento del Ejército colombiano Luis Alberto Arcia, liberado el lunes después de estar durante 14 años y un mes secuestrado por las FARC, relató que esa guerrilla lo mantuvo, junto a otros rehenes, "encadenado por ocho largos años".

Arcia y otros tres suboficiales liberados revelaron en una rueda de prensa el trato degradante e inhumano recibido por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Según el suboficial, de 41 años, estuvieron encadenados por parejas durante las 24 horas al día durante ocho años. "En ocasiones", explicó, "estuvimos encadenados de los pies y, en ocasiones, de las manos".

Agregó que la guerrilla siempre estuvo a la expectativa y con la idea de que si se producía un rescate, las FARC no permitirían que salieran vivos. A su vez, el suboficial Luis Alfredo Moreno, de 42 años y quien fue capturado por la guerrilla el 3 de agosto de 1998 en la base de Miraflores (departamento del Guaviare), agregó que nunca perdieron la esperanza de que se llevara a cabo un rescate militar, pero que sentían temor de perder la vida si éste se producía.

En cuanto al sargento del Ejército Robinson Salcedo, de 42 años y secuestrado en la misma toma guerrillera, relató que, en general, los mejor tratados por los guerrilleros "eran los civiles". En una rueda de prensa simultánea, en la que comparecieron los policías liberados, el sargento segundo César Augusto Lasso también relató cómo estuvo junto a sus compañeros encadenado durante largas temporadas.

"Estuvimos encadenados uno a otro. De ahí ya parte un maltrato, pero aparte de esa situación, el trato era, de cierta manera, respetuoso si uno no se involucraba con ellos, ni ellos con nosotros", señaló. Ese maltrato se reflejaba, incluso, en la relación que había entre secuestradores y secuestrados, ya que los comandantes prohibían a los guardianes hablar con los cautivos, relató Lasso.

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