Una representación de las mujeres de los 52 mineros encerrados en el pozo Las Cuevas en Velilla del Río Carrión (Palencia), concentradas en la capital, han anunciado que éstos no saldrán mientras no se aplique el Real Decreto que prima el consumo de carbón nacional y asegura la continuidad del sector.
Han asegurado que sus maridos no abandonarán el encierro aunque se paguen las nóminas, tal y como ha anunciado hoy el empresario de Unión Minera del Norte (Uminsa), Victorino Alonso. "No se moverán de allí hasta que se firme el Real Decreto", ha manifestado Eva María Villacorta, mujer de Sergio Llavador, uno de los mineros encerrados y padre de dos hijos de 10 y 15 años de edad.
Porque además de cobrar las dos nóminas que se les adeudan, los mineros y sus familias quieren asegurar el futuro del carbón y de toda la comarca. Con la cara pintada, monos de trabajo, casco y linterna, once mujeres de mineros, en representación de más de 120 familias en situación de "grave crisis laboral", han leído un manifiesto y han entregado un escrito en la Subdelegación del Gobierno para exigir respuestas a las administraciones implicadas.
"No hemos podido venir más porque estamos en una situación en la que tenemos que elegir entre dar de comer a nuestros hijos, pagar las hipotecas, comprar los libros del colegio o echar gasolina en el coche", ha explicado Eva María Villacorta
Por eso han querido denunciar una situación "insostenible" ante las administraciones implicadas y pedir a las autoridades competentes que hagan frente a sus respectivas responsabilidades y resuelvan este problema con carácter de urgencia.
"No pedimos milagros imposibles, solo justicia y trabajo", ha asegurado. En el manifiesto han destacado que este no es momento de aceptar imposiciones de la UE y "dar carpetazo" al sector, y han afirmado que la rentabilidad social debe prevalecer sobre los criterios de rentabilidad económica.
Han confiado en que "la reunión del día 15 de septiembre sea una fecha para la justicia y el sentido común".
Las once mujeres han manifestado su nerviosismo, su preocupación por la salud de sus maridos y su soledad a la hora de explicarles a sus hijos lo que está pasando, así como de afrontar una situación económica cada vez más complicada.
Porque "la nómina de un minero no da para grandes ahorros", ha añadido Jacqueline Liébana, esposa y hermana de minero.
Se comunican con ellos a través de un telefonillo y notan que están cada vez más decaídos y cansados, porque no es lo mismo estar fuera que estar en un agujero donde no se respira el aire puro, ha añadido Villacorta. Muchos de ellos tienen catarros, gastroenteritis y alguno ha tenido la tensión tan alta que ha estado a punto de sufrir un infarto, han relatado.
Sin embargo se mantienen firmes en su decisión de mantener el encierro hasta que se aplique el Real Decreto y se asegure el futuro del sector. El domingo en Guardo (Palencia) se ha convocado una concentración.