El 2013 estrena la reforma de las pensiones con unos objetivos muy claros: recortar gastos y hacer frente al envejecimiento de la población.
El principal cambio está en la edad de jubilación. Se eleva de los 65 actuales a los 67, por lo que habrá que trabajar más años para conseguir el retiro. Esta modificación se aplicará de forma progresiva: la persona que se jubile este año lo hará con 65 y un mes, y así sucesivamente hasta completar el proceso en 2027.
También se modifica el número de años que hay que cotizar para cobrar el cien por cien de la pensión. Antes eran 35 y a partir de ahora 37. El periodo de cálculo también se amplía de 15 a 25 años.
Por primera vez y para no perjudicar a las mujeres, el tiempo de cuidado de los hijos contará para la jubilación, igual que las becas.
Por otra parte, el endurecimiento de las jubilaciones anticipadas queda en suspenso. La propuesta inicial de retrasarlas dos años se acordará en el Pacto de Toledo.