El Real Madrid volvió a responder en una situación límite. Llegaba muy exigido el equipo de Zidane al Pizjuán y se marchó de Sevilla con los tres puntos, una victoria trabajada y que se decidió con una jugada afortunada en la que Bono no supo despejar de forma correcta un disparo de Vinicius.
El brasileño, que sigue fallando demasiado de cara a puerta, es un jugador infatigable al desaliento, con una fe inquebrantable. Sólo así se explica el gol de la victoria blanca. Un centro desde la izquierda, una llegada al remate al límite, un mal disparo y un afortunado despeje de Bono.
Pero siendo justos hay que decir que el Real Madrid mereció ir por delante mucho antes a ese gol. La primera parte fue claramente dominada por el equipo de Zidane, que una vez más evidenció su falta de gol, una carencia que está lastrando al equipo en muchos momentos de la temporada.
Pero en una situación límite, el Real Madrid volvió a demostrar que no hay equipo igual. No suele fallar cuando le va la vida en ello. Y eso que la victoria llegó sin Hazard y Ramos, quizá los dos futbolistas más determinantes de la plantilla, con permiso de Courtois.
Por su parte, el Sevilla de Lopetegui defraudó, mucho más si se piensa que la mayoría de titulares descansaron el miércoles ante el Chelsea para llegar en plena forma al partido ante el Real Madrid. Poco o nada que reseñar de un equipo que puede dar mucho más de lo que ofreció ante el equipo de Zidane.
El entrenador madridista coge oxígeno antes de las restantes dos finales que le esperan al equipo. Primero ante el Borussia Monchedgladbach en Champions y luego ante el Atlético de Madrid en la Liga.
