Valladolid

Un repartidor salva la vida a un conductor que estaba convulsionando: “Ese día me salió todo bien”

Luis Antonio vio cómo perdía el control del vehículo y chocaba contra la cuneta en Medina de Rioseco (Valladolid). Se bajó de su furgoneta, acudió en su auxilio y consiguió reanimarlo.

Un repartidor salva la vida de un conductor que estaba convulsionando

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Luis Antonio Martín lleva toda su vida en la carretera. Fue camionero durante 25 años y ahora conduce una furgoneta de reparto. Durante su carrera ha vivido muchas situaciones al volante, la más trágica, la pérdida de un compañero en sus brazos tras sufrir un accidente. En aquella ocasión no pudo hacer nada por él, pero la vida le tenía deparada una oportunidad para curar esa herida. Y, eso ocurría hace unos días en la localidad vallisoletana de Medina de Rioseco, en una de sus rutas de reparto.

Estaba parado en un stop para hacer un cambio de sentido para acceder al polígono industrial del pueblo cuando vio como un conductor perdía el control de su vehículo y chocaba contra la cuneta. Luis Antonio no dudó. “Bajé de la furgoneta, dejé la puerta abierta y fui corriendo a ayudarle. Conseguí abrir la puerta y vi que estaba convulsionando”, explica. Unos segundos después, dejó de respirar. El repartidor le agarró con fuerza para tratar de que abriera la boca. “Tenía la mandíbula muy apretada. Se estaba ahogando. Le di varios golpes en el pecho y no sé como lo hice pero conseguí abrirle la boca. En ese momento, comenzó a respirar”, relata el repartidor que reconoce que esa sensación “fue indescriptible”.

Muestras de agradecimiento

Todo ocurrió muy rápido. La Guardia Civil controlaba el tráfico. La ambulancia estaba de camino. Luis Antonio apenas tuvo tiempo de intercambiar unas palabras con el conductor al que había salvado la vida. “Después conseguí hablar con él. Me dio las gracias. Me contó que había estado un poco estresado, que estaba de médicos. Que tenía pensado casarse y que estaba esperando un bebé”, recuerda. “Me encantaría tomarme un café con él”, reconoce el repartidor que desconoce más detalles de su vida.

Luis Antonio no para de responder a todos los gestos de cariño que le regalan los vecinos que se han enterado de su hazaña. “Me tocan el claxon, me paran, me dan la enhorabuena. Ese día estuve todo el rato con la adrenalina subida, hiperactivo. Sí, me emociono porque ese día me salió todo bien”, dice orgulloso.

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