Félix Bote Vargas es el único miembros de la banda que consiguió dar esquinazo a los agentes y ahora está en busca y captura. Equipos especiales de la Guardia Civil entraban en una de las guaridas de los Bote Vargas, un piso de realojo en Leganés, al sur de Madrid. Les buscan por robos con butrón como el captado en el centro de Madrid por unas cámaras de seguridad. Acceden a través de un portal de una céntrica avenida y en un cuarto de servicio realizan un butrón con el que acceden a un salón de juegos recreativos en busca de la caja fuerte. Han sido detenidos por doce golpes similares con un botín total de unos 100.000 euros.
"Fueron puestos a disposición judicial y ninguno de ellos ha ingresado en prisión, cosa que les ha extrañado a ellos mismos cuando han venido a recoger sus efectos personales", explica Javier Rogero, comandante de Policía Judicial de la Guardia Civil de Madrid. "Tendremos que hacer una revisión de nuestros procedimientos y de la forma de instruir las diligencias por si estamos haciendo algo mal", añade con cierta ironía.
En los doce robos que se le imputan no utilizaron nunca la violencia pero la Guardia Civil sí encontró en sus domicilios armas, como un fusil de asalto, en este caso simulado, que pudieron utilizar en otros robos.
David Bote Vargas es uno de los miembros de esta familia de delincuentes y tres de sus hermanos están implicados en la operación. Hace 11 años ya tenía medio centenar de antecedentes por alunicero. "Entro rompiendo la luna con la maza y si no le meto el coche hasta adentro", contaba entonces para explicar cómo realizaba los alunizajes. También aseguraba que no quería seguir delinquiendo pero once años después su historial y el de su familia no ha hecho más que aumentar.